Apéndice 2
El Evangelio en Sudamérica
Una Carta del Élder Parley P.
Pratt[1]
Valparaíso, Chile, Sudamérica,
24 de noviembre de 1851.
Muelle
de Valparaíso, siglo XIX. Archivo Histórico.
Querido
Hermano,- Solo como estoy en este oscuro rincón de la tierra, siento aplicar por
luz, consuelo y edificación a esa tierra de donde salí, y donde tengo tantos
queridos amigos y conocidos, y a aquel luminoso astro que fuera primeramente
puesto en movimiento por mí como su Editor. Por favor envíenme el STAR, tan a
menudo como sea publicado, dirigido a P.P.Pratt, Valparaíso, Chile. Yo iré a
buscarlos a la oficina del vapor Inglés en esta ciudad. Por favor también
envíen por el mismo transporte un paquete con los números atrasados, y todo lo
que pueda ser interesante. También les agradeceré si me pueden enviar un
pequeño paquete con Libros de Mormón, y hacédmelo llegar por el mismo medio, si
ellos lo pueden traer. Pagaré los fletes y derechos si la oficina del STAR
puede proveer a un solitario peregrino de tal presente. Por favor también escríbanme
una carta, informándome que lo enviaron y con quien. Tal vez sería bueno
consignar el paquete de libros a la oficina del vapor de esta ciudad; pero, sin
embargo, ustedes rápidamente se darán cuenta de lo que tienen que hacer al presentarse
en esta línea de vapores en su pueblo.
Escríbanme
una buena y larga carta, porque por supuesto ustedes tienen algo de que
escribir. Yo estoy un año atrasado en las informaciones. He vivido cuatro o
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cinco años en las montañas, he viajado tres
meses por el desierto, y navegado sesenta y cuatro días por el solitario océano
y luego arribado aquí el 8 recién pasado, entre un pueblo con otro idioma, y
como si esto no fuera bastante para coronar los vapores de oscuridad y de largas
tinieblas, he aquí una feraz guerra civil está asolando aquí, y nadie puede
hablar, escribir o imprimir mucha luz sobre cualquier tema.
Mientras
revisaba los diarios de la época hoja por hoja buscando huellas del paso de
nuestros hermanos misioneros por Chile, me di cuenta de que “El Diario” de
Valparaíso publicaba las listas de las cartas sobrantes en el correo. Pensé que
tal vez el Élder Pratt por su llamamiento debería recibir correspondencia y que
probablemente durante su estadía en Quillota más de alguna correspondencia para
él habría llegado a Valparaíso. Es así como me puse a revisar las listas de las
cartas sobrantes y en “El Diario” del día viernes 27 de febrero de 1852
apareció una carta consignada con el N° 195, dirigida a P.P.Pratt. Rodolfo
Acevedo.
Ustedes
han escuchado sobre hambre por la palabra del Señor; bueno, agreguen a ello un
hambre por noticias, y una palabra de nuestros seres queridos, y ustedes podrán
formarse una idea de nuestra situación. Élder Rufus Allen me acompañó hasta
aquí, y Élder Philo B. Wood pronto nos seguirá. Nosotros estamos estudiando la
“Lengua Española”. Nosotros ya estamos comenzando a entenderla y a hablarla un
poquito. También leemos y parcialmente comprendemos los impresos en español y
la Biblia. Espero en el curso de uno o dos años dar a Hispanoamérica el Libro
de Mormón en su propia fluida “Lengua” si es la voluntad del Señor.
Teniendo
la presidencia de las Islas y las Costas del Pacífico bajo mi cargo, ya he
asignado misioneros a diferentes lugares. Élder John Murdock está a cargo de la
Una
Carta del Élder Pratt
misión en Australia, incluyendo Nueva Zelanda,
Nueva Holanda y las tierras de Van Dieman. Él navegó desde San Francisco para
Sydney, hace más de dos meses, acompañado de Élder Charles W. Wandell.
Élder
Philip B. Lewis tiene a su cargo la misión de las Islas Sándwich, ayudado por
una media docena de jóvenes. Élder Addison Pratt está todavía en las Islas de
la Sociedad, y también otros, pero la Iglesia allí está muy oprimida por los
Franceses. En San Francisco, California, el trabajo está prosperando. La
Iglesia está allí en un muy buen espíritu y sus números superan a los cincuenta
miembros.
Querido
hermano,- ruego ser recordado en Inglaterra por los Santos, y deseo sus más
fervientes oraciones diarias para nuestro éxito en este vasto campo de trabajo
del Evangelio.
Por
favor representen a las Islas y Costas del Pacífico en vuestra próxima Conferencia
General, y la Conferencia de Hispanoamérica en particular. Esta conferencia
tiene los siguientes límites: por el oeste con el Océano Pacífico, por el sur
el Cabo de Hornos, por el este con el Atlántico, y por el norte con los Estados
Unidos de Norteamérica. Incluye un área de unas 6.000 millas, de norte a sur, y
3000 de este a oeste; se compone del Imperio del Brasil, las Repúblicas de
Buenos Aires, Chile, Perú, Bolivia, Colombia, Guatemala, México, y muchas
tribus y estados pequeños, etc., probablemente abarcando a unos cuarenta
millones de habitantes, una gran mayoría de los cuales hablan el idioma
español. Cuando las llaves de la plenitud del evangelio sean dadas vuelta en el
idioma español, éste es el vasto campo que se abrirá ante la asombrada visión;
y lo mejor de todo esto, es que más de dos tercios de este número son
descendientes de Lehi, y están incluidos en las promesas de Abraham, Isaac,
Jacob, José, Nefi, etc. etc. etc. Esta vasta Conferencia al presente no tiene
sino una Rama de la Iglesia, ubicada en Valparaíso,
Chile, e integrada por tres miembros, a saber, mi esposa, el hermano Allen y yo
mismo; esto es más que la que tuvo toda la Conferencia Irlandesa cuando fue
primeramente representada por el Élder Dan Jones en la Conferencia General de
las Islas Británicas, la cual la integraban solamente él y su esposa, tal como
los registros del Millenial Star lo
consignan.
Querido
hermano F. D. Richards (a quien supongo me estoy dirigiendo) – si entre las
decenas de miles de Santos de las Islas Británicas, que se están regocijando en
la verdad, hay algunos que todavía me recuerdan…, por favor denles a ellos mis
más calurosos respetos, recuerdos y afecto; y lo mismo a aquellos que aman la
verdad, a quienes no he visto en la carne. Oh como me gustaría visitar
Inglaterra, Escocia una vez más, y también Gales; pero el tiempo es precioso,
la cosecha es grande, y los trabajadores pocos. Nuestras visitas, nuestro descanso,
y la plenitud de nuestro gozo deben por lo tanto ser retardados hasta el fin de
la cosecha, hasta que la última gavilla se apiñe en el carromato, y sea puesta
ordenadamente en el granero, y el rastrojo junto con la paja y la cizaña sean
quemados.
Que
Dios les bendiga a todos, y también a los trabajadores en el continente, ahora
y en el mundo sin fin. Amén.
Yo soy tu hermano y compañero de labores en el
Reino y paciente de Jesucristo.
P.P.PRATT.
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