Apéndice 3
¡Proclamación Extraordinaria!
A los
Hispano americano
Foto: Cortesía de LDS Church Archives
PARLEY
P. PRATT Apóstol de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días:
y Presidente de la misión general de dicha Iglesia entre todas las naciones del
Pacífico:-
Proclamación Extraordinaria
A los
Hispanoamericanos de California,
México, Centro América, Colombia, Chile, Buenos Aires, y de otros lugares.
Saludos:-
¡Amigos y Hermanos!
Un ciudadano de los Estados Unidos,
y un extranjero entre vosotros, no dominando todavía vuestro idioma, teniendo
un gran deseo de impartir a ustedes algunas cosas de la mayor importancia. Así
escribe.
Una nueva revelación ha sido
recibida, en los Estados Unidos de Norteamérica, a través de la ministración de
Santos Ángeles del Cielo. Estos Ángeles han revelado un antiguo libro, llamado
el “LIBRO DE MORMÓN”; el cual contiene el
evangelio en su plenitud y también muchas verdades históricas y proféticas
de suma importancia para el siglo presente. Este Libro está publicado en
Inglés, y en varias lenguas Europeas, y ahora se va a traducir al idioma Español, y será introducido entre vosotros.
Estos Ángeles también han comisionado
y ordenado a nuevos Apóstoles para enseñar a todas las naciones el arrepentimiento
y la fe en el Señor Jesucristo, y a bautizar. Es decir a enterrar o sumergir en el agua a todos los que crean en el nombre
de Jesucristo, para la remisión de los pecados, también para dar el don del Espíritu
Santo, para imponer las manos en su nombre, después de bautizar en el agua.
En esta nueva dispensación, el Señor
también ha renovado la promesa de que cada persona que cumple con estas
condiciones será salva, pero el que no cree y no se arrepiente y no es bautizado
será condenado. Y estas señales seguirán á los que creen. Como está escrito:
“en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas: cogerán serpientes
y si bebieren cosa alguna mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán
sus manos, y sanarán” (Marcos 16: 18).
En tiempos antiguos, después de que
el Señor hubo hecho estas promesas Él fue llevado al cielo. Pero Él prometió
regresar otra vez a la tierra con todos sus santos y ángeles: para levantar a
los muertos, para poner fin al pecado, y para reinar sobre todas las naciones.
Sus Apóstoles y Élderes (de la antigüedad)
dieron testimonio de estas cosas entre las Naciones. Ellos llamaron a todos a
arrepentirse y bautizarse, o sepultarse en el agua todos aquellos que creyeran.
Y el Señor confirmó las palabras con las señales que prometió les seguirían, en
todo el mundo.
Finalmente, estos Apóstoles
murieron, todos salvo Juan que estaba en la isla de Patmos
Este mismo Juan, cuando estaba muy
anciano, recibió una nueva revelación, a fin de manifestar a los siervos de
Dios las cosas que habrían entonces de cumplirse en poco tiempo más.
Esta revelación manifiesta que un
cierto poder, o gobierno se levantaría para reinar sobre todo el mundo, y entre
todas las naciones.
Este gobierno él lo llamó “BABILONIA
LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA”. (Apocalipsis
17: 5).
La misma revelación da una
descripción de este misterio en una
forma tan clara que ninguna persona podría equivocarse o dejar de reconocerla.
Apéndice 3
Portada de la Proclamación
publicada en San Francisco, California en 1852
Este poder que Juan vio a semejanza
de una mujer sentada sobre una bestia, a quien le fue dado hacer la guerra a
los santos, y vencerlos, y también a ella le fue dado poder sobre cada tribu,
lengua y nación.
Esta gran ramera que está sentada
sobre muchas aguas, la misma con la cual cometieron fornicación los reyes de la
tierra, y con quien los habitantes de la tierra se emborracharon con el vino de
su fornicación, estaba también vestida de púrpura, y adornada con oro y
piedras, y con perlas, y tenía en su mano una copa de oro, llena de las
abominaciones e inmundicia de su fornicación.
Proclamación Extraordinaria
Esta mujer estaba borracha con la
sangre de los Santos y con la sangre de los mártires de Jesús. “Y la mujer” (le dijo el Ángel a Juan) que has visto es la gran ciudad que reina
sobre los reyes de la tierra”. (Apocalipsis
17: 18).
A causa de que todo el pueblo había
bebido del vino de la ira de su fornicación, y los reyes de la tierra habían
cometido fornicación con ella, y los comerciantes se habían enriquecido con la
abundancia de sus delicadezas.
“Y
oí”, dice Juan, “otra voz del cielo
que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus
pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta
el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”. (Apocalipsis 18: 4 – 5).
Y los comerciantes de la tierra, y
muchos capitanes de la marina y cada compañía de barcos y aquellos que negocian
por mar fueron enriquecidos por su magnificencia, y por su mercadería de oro, y
de plata, y de piedras preciosas, y de perlas y de lino fino, y de grana, y de
seda y de madera, y todo tipo de embarcaciones de marfil, y toda clase de
barcos de las más preciosas maderas, y de bronce, y de hierro y de mármol.
Y canela, fragancias, y ungüentos, e
incienso, y vino, y harina y trigo, y bestias de carga, y ovejas y caballos, y
carros, y esclavos y las almas de los hombres.
Y por sus hechicerías todas las
naciones de la tierra fueron seducidas, o engañadas. Y en ella ha sido
encontrada la sangre de los profetas y de los Santos, y de todos aquellos que
han sido martirizados sobre la tierra.
Ésa es en resumen la descripción que
Juan da de la gran ramera, o del gran “misterio”,
o “mujer” o “ciudad”, que tendría poder sobre cada tribu, lengua o pueblo, y por
la cual todas las naciones de la tierra serían seducidas.
Este poder debe ser necesariamente
la ciudad de ROMA y el MISTERIO de su RELIGIÓN; o, de la religión de la cual ella es la CABEZA.
Porque ningún otro poder ha tenido
tanto éxito en establecer una religión Católica o Universal.
La Religión Católica Romana fue por
mucho tiempo la religión del mundo llamado Cristiano. El Emperador Romano,
Constantino, hizo de esta religión La Ley
de la Tierra. Ninguna otra ciudad o nación ha tenido tanto poder sobre
todas las demás naciones desde que la revelación fuera dada, hasta ahora.
Si una profecía así de universal se
aplicara a cualquier otro Poder, las autoridades Católica Romanas podrían
negarlo; porque, de acuerdo a su propio testimonio “quien ha dado religión a
Europa y América- ha sido la “Cristiandad” ¿Quién ha tenido el poder para hacer
ejecutar la misma por medio de la ley y del poder militar?
¡Roma!
¿Quién entonces ha engañado a todas
las naciones como está predicho en el libro de Apocalipsis?
¡Roma!
NINGUNA OTRA, - Porque ninguna otra
ha tenido poder sobre todo. Ninguna otra ha dado religión a todos.
Si, por un lado, todas las naciones
no han sido en realidad engañadas, o seducidas por un cierto poder gobernante,
entonces la revelación de Juan no es verdadera.
Apéndice 3
Pero si por otro lado, ellas han
sido engañadas y seducidas de acuerdo a la revelación, ningún otro, sino tan
solo un poder Universal o Católico,
podría lograr lo mismo.
Si preguntamos en cualquier parte
del mundo; ¿Cuál es la Iglesia Universal de todas las Naciones. Rápidamente se
contestaría así: “LA CATÓLICA ROMANA”.
Cuando los Obispos y Sacerdotes del
Imperio Romano introdujeron el bautismo por aspersión de los niños (quienes no
tenían edad suficiente para escuchar y creer en el evangelio), en lugar de fe,
arrepentimiento, e INMERSIÓN, para la remisión de pecados: Este fue el comienzo del gran fraude.
El Evangelio no era para los niños
que son santos, sino para llamar a los pecadores al arrepentimiento.
El Bautismo no es para los niños
santos, sino para la remisión de pecados, de los penitentes creyentes.
El Bautismo no es una señal sobre la
frente; sino, ser sumergidos o sepultados en el agua, en el nombre de
Jesucristo, a semejanza de su muerte.
Así, también fue escrito por Pablo,
el Apóstol, en su epístola a los Romanos, capítulo sexto, versículos 3, 4, 5:
“O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte. Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de como Cristo resucitó de los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos bautizados
juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de
su resurrección”.
Cuando el sistema universal, y así falsamente
llamado Cristianismo, fue establecido por la ley del imperio Romano, desde ese
tiempo todos los niños nacidos en el mismo imperio recibieron el agua sobre sus
frentes de acuerdo con la ley, y esto mismo es falsamente llamado Bautismo.
Así, cuando un niño llega a tener la edad suficiente como para escuchar el
evangelio, para creer y arrepentirse, y para ser bautizado por su propia
voluntad, no puede hacerlo porque se le ha enseñado a creer que él ya es un
cristiano bautizado. Ni tampoco protegió el imperio a aquellos que enseñaron, o
administraron arrepentimiento e inmersión.
Así, el evangelio no tuvo ningún
efecto. Y así fueron engañadas todas las naciones del imperio Romano.
Después de estas cosas, las mismas pervertidas
ordenanzas, las mismas leyes y religión fueron establecidas sobre las Islas
Británicas, y finalmente sobre las Indias Occidentales, Hispanoamérica, y entre
todas las naciones de la tierra.
Ni la Protestante Europa, o la
Puritana América, con todas sus huestes de Luteros, Calvinos, Wesleys, u otros
reformadores han sido capaces todavía de detectar el gran engaño en sus raíces;
o penetrar en sus profundidades, como para contrarrestar el error, y restaurar
a alguna nación a la obediencia de la fe; para arrepentimiento y remisión de
pecados por inmersión en el nombre de Jesucristo, para liberarlos del engaño.
Así todas las naciones han sido
engañadas en los verdaderos puntos que constituyen el Evangelio de salvación. Y
así el engaño continúa hasta este día. Y continuará con muchos hasta que el
Señor Jesucristo descienda de los cielos y destruya el “misterio de iniquidad”.
Cuando, por el descubrimiento y la conquista de América, y otros territorios,
estas mismas instituciones apoyadas por la espada, y después fijadas en la
mente por la tradición, y llevadas a cabo y apoyadas por los edictos de las
diferentes Colonias
Proclamación Extraordinaria
Europeas; o por la
madre patria, excluyendo a todas las otras religiones, entonces Roma había
lejos cumplido su misión de acuerdo a la Revelación.
Tan completamente se consumó esta
predicción en el nuevo mundo, que si Pedro, Santiago o Juan, se levantaran de
los muertos, y comenzaran en Cuba, Méjico, Centro América, Colombia, Bolivia,
Perú, Chile, Buenos Aires o Brasil, a practicar el Bautismo, (o la inmersión)
de arrepentimiento, para la remisión de pecados; o a reunir a la Iglesia, así sumida,
para la adoración pública, para sanar a los enfermos, para echar fuera demonios,
para hablar, cantar, orar, o profetizar, ellos serían hallados culpables de
transgredir la ley y la constitución de dichos países: al menos con algunas pocas
excepciones, a causa de las últimas alteraciones, o revoluciones que se viven en
algunos de ellos.
Tal en esencia, fue la predicción
del último de los doce. Y tal su notable y exacto cumplimiento.
Sin embargo, extraño resulta decir
que los Filósofos Franceses y los Socialistas, a fin de liberar al mundo de
este terrible engaño: de este misterio; han rechazado a Jesús, a los apóstoles
y al libro que predice y describe el nacimiento, progreso y caída de este
poder. Sí, el libro que esboza un mejor cuadro de los hechos siglos antes de su
cumplimiento que lo que puedan hacer los mejores escritores modernos, con los
hechos literalmente delante de su vista.
El “Protestantismo” en el tiempo presente, con todas sus ramas,
divisiones, y subdivisiones, está operando sin el Apostolado, sin los Poderes, y
sin la Autoridad o los Dones Espirituales.
Está por lo tanto ofreciendo al
mundo un sistema, o más bien, una insiste matizada confusión de formas muertas
de la verdad tradicional y del error. Las verdades así mezcladas y difundidas
entre los pobres y hambrientos mortales, aún cuando mezcladas, adulteradas, y
pervertida, sirven para iluminar la alborada de una esperanza. Y al igual el tenue
resplandor de alguna transitoria luz en medio de los horrores y los peligros de
una noche oscura en una costa desconocida, ellos dan a entender que la Roca de
las Edades - la tierra firme todavía existe: - si por ventura el día debe
amanecer, un piloto debe estar a la mano, para guiar al descarriado marinero a
un cielo de seguridad.
El último de los Doce, continuando
con su visión en la Isla de Patmos, ve finalmente la cortina cerrada sobre
todas estas edades de misterio y de oscuridad de medianoche.
El drama mundial abre un nuevo
escenario ante él.
¡He aquí - un Ángel volando en medio
del cielo! Teniendo el evangelio sempiterno, para restaurar al hombre sobre la
tierra, para que pueda ser predicada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Y
esta visión seguida de una voz del cielo diciendo: “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío para que
no seáis participes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus
pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”.
(Apocalipsis 18: 4-5).
Estas escrituras están señalando una
nueva dispensación, pero, como el evangelio sempiterno es inmutable e
incambiable en todas las edades y países, se restauraron las llaves del Apostolado,
el poder, la revelación, y los dones espirituales; así como también la
proclamación de arrepentimiento e inmersión para la remisión de pecados, con
las siguientes señales:
Apéndice 3
El día 22 de octubre de 1827, un
Ángel restauró la plenitud del evangelio al hombre.
Esto fue luego seguido por la
ordenación de ciertos hombres al oficio, y a la posesión de las llaves y la
autoridad del Apostolado, para la gran dispensación milenaria.
Esta ordenación la llevaron a efecto
los Ángeles quienes en visión abierta descendieron desde los cielos, pusieron
sus manos sobre ciertos hombres y los ordenaron para ser Apóstoles, para
predicar el evangelio, bautizar para la remisión de pecados, y administrar el
don del Espíritu Santo por la imposición de manos: renovando al mismo tiempo la
promesa de las señales que seguirían a los que creyeran.
Estas cosas ocurrieron en el Oeste
de Nueva York, en los Estados Unidos de Norteamérica; y fueron seguidas por la
organización de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La cual fue primeramente organizada
el día 6 de abril de 1830.
A comienzos de 1835, estos primeros
Apóstoles, a saber: José Smith y Oliverio Cowdery, reunieron una vasta multitud
de miembros de dicha Iglesia en el Estado de Ohio, y alrededor del santo templo
que ellos habían levantado en Kirtland. Y allí, por mandamiento del Señor,
seleccionó y ordenó un quórum de doce Apóstoles, y varios quórumes de Élderes con
setenta miembros cada uno.
Estos fueron autorizados y ordenados
por Dios para ir a todas las partes del mundo y predicar el evangelio a toda
criatura; y para bautizar a aquellos que creyeran, para la remisión de pecados,
en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. También para impartir
el don del Espíritu Santo por la imposición de manos y echar fuera demonios y
sanar al enfermo en el nombre de Jesús.
Estos pronto esparcieron el
evangelio, y bautizaron a decenas de miles en casi todas partes de la República
Americana: en las posesiones Británicas - Americanas, Irlanda, Escocia, Gales,
también en las Islas de la Sociedad del Pacífico; confirmando el Señor su
palabra con las siguientes señales:
El 27 de junio de 1844, el gran Apóstol y fundador de
esta dispensación JOSÉ SMITH y su ilustre hermano Hyrum, fueron martirizados por
su religión, en un estado libre republicano de la confederación Americana, a
saber: Illinois.
Poco después por estos ultrajes
asesinos decenas de millones de dólares en propiedades, pertenecientes a los
miembros de dicha iglesia, fueron
destruidos o saqueados; ciudades, villas, pueblos y templos fueron saqueados,
quemados o dejados abandonados; granjas y provisiones arruinadas, hombres,
mujeres y niños fueron martirizados por cientos, y finalmente decenas de miles
de los del pueblo de la iglesia de los
santos fueron expulsados a las montañas de Deseret; donde protegidos por
fortalezas montañosas, y separados del Protestantismo, de los Estados Unidos,
por miles de millas de desierto, desabitado, salvo por tribus salvajes de
Indios, ellos vivieron en paz.
Allí ellos han fundado un Estado, el
gérmen de un imperio de libertad, el cual el gobierno federal de Washington, ha
finalmente terminado reconociéndolo y sosteniéndolo, bajo la modificación de un
territorio.
Los anteriores ultrajes no fueron el
resultado de la constitución o de las leyes de esta república, o de cualquiera
de sus Estados. Ellos fueron cometidos en abierta oposición a toda ley. Por lo
tanto estos crímenes no se deben cargar a las instituciones de aquella
república modelo, sino a los gobernantes inicuos, y a los hombres corruptos,
Una Proclamación Extraordinaria
quienes fracasando
en la protección de las personas y de las propiedades de sus ciudadanos, o en
castigar a los ofensores abiertamente violaron sus juramentos de oficio, y de cada
ley y constitución del país.
La sangre del inocente está clamando
desde la tierra en su contra, no solo contra quienes cometieron estos crímenes,
sino que también en contra de los protestantes, católicos, los clérigos,
gobernantes y gente, porque ellos estaban unidos por lazos comunes de
humanidad, por lazos comunes de ciudadanía, por las leyes de Dios, y por las
más sagradas obligaciones de sus leyes y constituciones, para haber protegido a
las personas y sus propiedades, y castigado los crímenes.
Desde que ocurrieran los anteriores
acontecimientos, la iglesia en las montañas de Deseret, ha enviado Apóstoles y
Élderes a Francia, Italia, Alemania, Suiza, Noruega, Suecia, Dinamarca y otros
países de Europa. En varios de estos países, la palabra ha sido recibida con
gozo y muchas personas han sido bautizadas.
En 1851, Apóstoles y Élderes fueron
enviados a California, a las Islas Sándwich, a Australia, y a la costa
occidental de Sudamérica, con las mismas buenas nuevas.
¡Hispanoamericanos! Una gran mayoría
de ustedes son los descendientes de las antiguas razas de mexicanos, peruanos, chilenos
y otras naciones de origen Americano.
El origen de todas estas razas ha
sido ahora revelado por Ángeles, y por el descubrimiento y traducción de sus
registros antiguos, (el Libro de Mormón).
La tribus aborígenes de América,
llamadas por los Europeos, Indios, son descendientes literales del antiguo
Israel. Sus antepasados emigraron desde Jerusalén, dos mil cuatrocientos años
atrás, y poblaron América. Y ustedes sus descendientes, son conocidos en los
antiguos registros como Lamanitas, Nefitas, etc. Siendo Nefi y Lamán dos
hermanos que emigraron con sus padres, y su familia y otros desde Jerusalén
como ha sido declarado anteriormente.
Esta antigua raza, que se extendió
desde el Cabo de Hornos hasta las congeladas regiones del norte de Canadá, y que
fuera pisoteada por tres siglos, debe ser ahora restaurada al evangelio de Cristo,
a la comunidad de Israel y a los convenios hechos con Abraham y sus antiguos
Profetas.
Con este fin sus antiguos registros
han sido revelados; y con este fin está la comisión de una nueva dispensación.
Y no solo por este fin, sino que también por la salvación de los Gentiles, y la
restauración de los Judíos, y de todas las tribus de Israel, desde los cuatro
rincones de la tierra.
Esta restauración está ahora a la
puerta, y pronto ocurrirá, en majestad y poder; y para la ruina y punto final
de todo error, ignorancia e iniquidad en la tierra.
Hispanoamericanos, el engaño Romano,
el sistema de “Misterio Babilónico”
fue impuesto sobre sus padres por el cruel Cortés, Pizarro, y otros
conquistadores Españoles de sus países, hace ya más de trescientos años atrás.
Por tres siglos ustedes gimieron
bajo la opresión del yugo español. Ustedes se levantaron entonces como un
gigante de sus sueños, se sacudieron sus cadenas, echaron a sus chacales apartándose
de ellos, y establecieron lo que se llaman gobiernos republicanos libres.
Pero la obra de la libertad estaba
lejos de estar terminada. Ustedes han retenido el “Misterio Babilónico”, sosteniendo a sus Sacerdotes con los
millones del tesoro público. Mientras que la educación ha sido desatendida, y
en la mayoría de los casos todas las otras formas de religión prohibida por la
constitución y las leyes.
Apéndice 3
Hispanoamericanos; desde su
emancipación del dominio de España, ustedes tienen el glorioso privilegio del
auto gobierno. Está por lo tanto en el poder de ustedes mismos, como
gobernantes y pueblo, revisar sus constituciones y sus leyes.
Imiten entonces, hasta donde sea
posible, los gloriosos ejemplos de la constitución y las leyes libres puestas
ante vosotros por sus vecinos Republicanos, Los Estados Unidos.
Primero: Den completa libertad a ese
divino y santo principio llamado intelecto humano, a la libertad de conciencia,
de pensamiento, de expresión, y de prensa.
Segundo: Retiren todos los fondos
nacionales de los Obispos y Sacerdotes; permitan entonces, que todos los otros
ministros religiosos sean protegidos junto con los otros ciudadanos, pero no
los apoyen con el tesoro público; den libertad a los Clérigos para que se
casen, críen hijos, y practiquen las diferentes ramas de la industria en común
con todos los demás, y dejen que la Religión reciba su propio apoyo de los
corazones y de las manos de sus fieles.
Tercero: Destinen las grandes cantidades
de dinero gastado en otros tiempos en Religión, “para la educación de todos los
hijos de las diferentes repúblicas; organizando un sistema general de Escuelas,
y apóyenlos para una equitativa distribución de los fondos públicos.
Y aquí les ruego que me permitan referirme
a los ejemplos existentes en muchos de los estados de la Confederación Norteamérica
donde cada Distrito saca del Tesoro una cierta cantidad para cada niño dentro de
los límites de una cierta edad.
Dejen que cada hombre y que cada
mujer aprendan a leer, a escribir y a pensar. Publiquen grandes ediciones de
las Escrituras, de los Profetas y Apóstoles, pónganlos en cada Escuela como un
texto escolar; y en cada familia, y animen a toda la gente a leerlos con
cuidado, y con mucha oración para ser guiados en la verdadera comprensión de
ellos.
Entonces, ¡Oh, Hispano-Americanos!
ENTONCES ustedes comenzarán a beber profundamente de la fuente de la libertad,
de la luz y de la verdad; y asolearse en el rayo de sol de la sabiduría, de la
paz y del amor.
Mientras tanto, permítanme
fervientemente recomendar un arrepentimiento general y una reforma de corazón y
de vida. Que los Clérigos dejen de vender, y la gente de comprar las cosas que
ellos consideran sagradas: tales como el Bautismo, la santa ordenanza del
Matrimonio, el perdón de los pecados, etc, etc. Porque tal tráfico es
abominablemente inicuo. Y aquellos involucrados en ello, están en la hiel de la
amargura y en el lazo de la iniquidad.
Dejen también de adorar ídolos, o imágenes
hechas a la semejanza de Cristo, o de la Virgen María, o de los Apóstoles,
porque esto es abominación.
Cesen también de adorar a los
Santos, o de orarles a ellos, porque ellos no pueden escucharles. Adoren sólo
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Dejen que las guerras cesen a
vuestro alrededor, excepto las estrictamente defensivas.
Niéguense a sí mismos de todo
adulterio y fornicación. Niéguense a sí mismos de cada pasión ilegal, apetito,
o deseo, como dijo también nuestro Señor Jesucristo. Cultiven el espíritu de
honestidad, de bondad hermanable, y caridad del uno para con el otro, y hacia
todos los hombres. Cultiven un espíritu de trabajo y de hábitos limpios.
Cultiven el conocimiento de la historia, la geografía, la astronomía, la
música. Sostengan lo útil - lo que embellezca. Adopten y cultiven todos los
adelantos modernos
Una Proclamación Extraordinaria
en las artes
útiles; en la agricultura, en la mecánica,
la manufactura, la navegación, y la intercomunicación, etc.
Y para coronar todo esto, un Élder,
o un Apóstol de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, vendrá
entre ustedes, no le nieguen a él los derechos de la hospitalidad; sino que acójanlo,
aliméntenlo, y escuchen sus instrucciones, e invítenlo a que les enseñe más complemente
en las vías del Señor, a bautizarlos y a administrar el don del Espíritu Santo entre
ustedes. Y también si ustedes tienen a algún enfermo, ayúdenles a ejercer fe, e
invítenlos a poner sus manos sobre ellos, o a ungirlos con aceite en el nombre
de Jesucristo y todo será hecho de acuerdo con su fe.
Ellos deben publicar entre ustedes los
Antiguos Registros de sus padres, (El Libro de Mormón) entonces hagan todos los
esfuerzos para conseguir una copia del mismo, y léanlo diligentemente, y con un
espíritu de oración. Practiquen sus preceptos, porque ellos son buenos, y
beneficiosos para su instrucción, porque ellos son santos y sabios.
Después de que ustedes hayan sido
Bautizados y hayan recibido el don del Espíritu Santo, entonces oren en secreto
y con sus familias. Nunca memoricen las formas de Oraciones de sus Libros, sino
que arrodíllense y derramen sus almas a Dios con ese fervor que emana del
espíritu de adopción, y con esa simplicidad que caracteriza a un niño que se
acerca a su padre. Sus palabras se derramarán de un corazón pleno, siendo inspirados
por el Espíritu Santo y serán respondidos con una lluvia de bendiciones.
Reúnanse a menudo también para ayunar y orar, y para ejercer los dones
espirituales.
En resumen, guarden los mandamientos
de Jesucristo hasta el fin de esta vida, y ustedes serán recibidos en el reino
de nuestro bendito Redentor. Amén.
Escrito en Valparaíso, Chile,
Sudamérica, enero de 1852.