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miércoles, 7 de mayo de 2025

Un Chileno en el Gran Lago Salado

 

Un Chileno en el Gran Lago Salado

 Por Rodolfo Acevedo.


Don Pedro del Río Zañartu (1840-1918) fue el primer chileno de quien tengamos registros que visitó la ciudad de Salt Lake City en el estado de Utah, en los Estados Unidos en el siglo XIX, siendo un destacado penquista o habitante de la ciudad de Concepción del siglo XIX y principios del siglo XX.         

Don Pedro del Río Zañartu nació en la ciudad de Concepción el 1° de agosto de 1840 en el hogar de don Pedro José del Río y Cruz y doña Francisca Zañartu y Trujillo, padres de ascendencia Vasca y Extremeña, heredando por la línea materna la encomienda que un día le perteneciera a don Pedro de Valdivia, llamada Hualpén, cuyo significado es “Veo Alrededor”[1].

La segunda mitad del fundo Hualpén, que comprende lo que se conoce como  “Hualpencillo” y “Hualpén  Alto” –dentro del cual se halla el parque- fue heredada por doña Francisca Zañartu Trujillo, la madre del filántropo”[2].

Dueño del Fundo Hualpén, que guarda el actual museo que legara a la ciudad de Concepción un año antes de su muerte en 1917, se ha señalado que “el supremo acto de filantropía que ha mantenido vivo el recuerdo del vecino ilustre que fue don Pedro del Río Zañartu consistió en la donación a la ciudad del fundo “Hualpén” en toda su extensión, “con sus bosques, cierros, casas i todo lo que contiene”[3] con el propósito de perpetuar el nombre de su padre y el suyo propio.

En su testamento definitivo, otorgado el 8 de noviembre de 1917, don Pedro del Río lega su fundo de Hualpén a la ciudad de Concepción…”Poseo desde hace muchos años el fundo Hualpén, en el Departamento de Talcahuano, que en parte heredé de mi madre doña Francisca Zañartu Trujillo y que casi desde la conquista ha pertenecido a mis familias Santa María, Zañartu y Del Río. Por su situación a orillas del mar en la desembocadura misma del Bío Bío, por su terreno accidentado sembrado de bosques naturales, es éste uno de los paisajes mas pintorescos del mundo, y sin duda alguna, el  más bello de los alrededores de Concepción…Allí resido desde hace largos años, allí he pasado mis días más felices y soportado las mayores desgracias de la vida. Me ligan tantos recuerdos a este fundo que quiero que sus campos, las casas donde he vivido tantos años y todo lo que contiene, menaje, pinturas, museo, colecciones de monedas, continúen siempre proporcionando estos ratos de placer a los visitantes y sean con el tiempo el paseo favorito de la ciudad de Concepción.

Lego, pues, a la ciudad de Concepción, o sea a la entidad jurídica que la represente, mi fundo Hualpén, con sus bosques, cierros, casas y todo lo que contiene, y para perpetuar el nombre de mi padre y el mío propio, se llamará desde mi muerte “Parque Pedro del Río Zañartu”[4].

“Mucho tenía de Del Río don Pedro en la dulzura y claridad de su mirada y en su talante de gran señor, pero en la resolución y energía de su carácter –sostiene Oliver Schneider – rezumaba lo Zañartu”; así, al explicar algún gesto brusco de su parte, solía repetir su consabida frase “y entonces se me salió lo Zañartu y…”[5] Pero de la madre también heredó la fe, su piedad de católico “poco practicante” según se declaraba”.[6]

Su padre había sido un gran patriota que había participado en el sitio de Chillán y durante la Reconquista española había sido hecho prisionero siendo liberado en 1817 por las fuerzas patriotas, tras haber pasado gran parte de su cautiverio en la isla Quiriquina.

“De la infancia de don Pedro fueron testigos los bosques de Hualpén, que aprendió a amar intensamente y las calles del Concepción de mediados del siglo XIX…crióse el lozano niño bajo los selváticos pataguales de Hualpén, a orillas del majestuoso Bío Bío, que así riega la planta de erguidos robles, como nutre la vitalidad de quienes de sus aguas beben de altos pensamientos y empinadas voluntades”, escribía en su peculiar estilo, don Benjamín Vicuña Mackenna, prologando las primeras crónicas de viaje de don Pedro del Río”.[7]

En su infancia y juventud estudió en Concepción y Valparaíso,...”así, un día de 1850 abandona los bosques de Hualpén, “con un sinnúmero de recomendaciones, dada su corta edad”, e ingresa al colegio de los educacionistas ingleses Goldfinch y Bluhm, donde se forjaron –al decir de Oliver Schneider- gran parte de las generaciones porteñas del siglo XIX.

Sobre aquellos años en Valparaíso, cuenta Vicuña Mackenna, en el prólogo tantas veces citado: “…sus condiscípulos le recuerdan más como un gladiador que como un camarada, siempre el primero en acometer, pero siempre generoso, franco, leal, impetuoso hasta la temeridad i por lo mismo sensible al dolor o a la miseria ajena, i pronto a remediarla”.

Por otro lado su sensibilidad artística la volcó en la pintura siendo un alumno del pintor Somerscale en Valparaíso.

La mala salud de su padre y su posterior muerte le llevaron de regreso a su natal Concepción, donde inició su exitosa actividad profesional en los ámbitos agrícola comercial e industrial, actividad que lo convertiría en un “empresario y progresista” en áreas tan diversas como la explotación agrícola, la instalación de saladurías, flotillas de naves mercantes, empresa de caza de ballenas, refinerías, expendedora de cereales, cría de ganado, viñedos, propiedades, etc.

Sin embargo, en medio de esta actividad se produce una tragedia en la vida de don Pedro del Río Zañartu, en la muerte de su esposa doña Ana Rosa Serrano y la de sus dos hijos en forma casi simultánea, tragedia que lo llevaría a recorrer los “cinco continentes, en busca de consuelo”[8],  entre los años 1880 y 1882.

 “Del matrimonio Del Río Serrano habrían de nacer dos hijos: Ana Rosa, el 7 de marzo de 1876, y Pedro, dos años después. Pocos años duraría la felicidad de la joven pareja. La difteria, que asolaba a la zona en aquellos días, dio muerte, en forma simultanea, a la esposa y a los herederos del señor de Hualpén: 1l, 18, 19 y 20 de febrero de 1880 fueron muriendo uno tras otro, doña Ana Rosa, su hija homónima y Pedro. La tradición penquista cuenta que, mientras llevaba uno al cementerio, el otro fallecía en su hogar.

Un apunte biográfico, redactado pocos años después, relata así la tragedia:

 

“Arreglados sus negocios, quiso Pedro del Río procurar a su angelical esposa…, constante compañera de sus inquietudes, y a sus dos preciosos hijos, delicias de ese hogar, algunos días de distracción y de descanso en medio de los suyos, y a este efecto la trasladó, en los primeros días de febrero de 1880 a Talcahuano, donde a la sazón se encontraba su señora madre doña Francisca Zañartu del Río”.

“Y allí, en aquellas horas concedidas por la primera vez a blando reposo, sobrevínole horrible catástrofe que en el tiempo de su consumación humedeció todos los ojos y conmovió todos los corazones que viven dentro del hogar y para el hogar. Una mañana, en pocas horas, su hermosa compañera, en toda la plenitud de la vida y de la felicidad, sintióse atacada de mortal congoja y, asida de sus dos tiernos hijos, voló al cielo”[9].

Impactado por la inesperada tragedia, don Pedro cae en una profunda depresión, que lo lleva al borde del suicidio. En la casona vacía y silenciosa cada rincón le recuerda a su familia perdida. Buscando mitigar su infinita pena y para no enloquecer, se lanza a recorrer el mundo por primera vez.

“Sintiendo su propio suelo como estrecho a su dolor punzante y perenne,…viudo de toda humana dicha, tomaba en Valparaíso, el 7 de julio de 1880, el primer vapor que zarpaba en dirección al norte…”[10]

“Buscando algún alivio para su pena infinita, emprendió el benefactor su primer viaje. El 7 de julio de 1880, acompañado de Emiliano Fuentes Ríos, joven abogado y sobrino suyo…a bordo del “Coquimbo”, dejaba la rada de Valparaíso para dirigirse rumbo al norte. Viaje que lo llevaría a visitar la ciudad mormona de Lago Salado el medio oeste americano y de las Montañas Rocosas.

Tras recorrer la costa chilena hasta Arica, a donde llega algunos días después de la toma del Morro, debe volver al sur. “En Arica, el capitán del vapor, habiéndome repetido por la centésima vez que los peruanos nos sacarían de a bordo en Chimbote, y rehusándonos el pedido de armar doce hombres de la tripulación con los rifles que tenía para hacernos fuertes, resolvimos volvernos a tomar la vía del Estrecho”[11].

Así, muy luego lo encontramos entre los canales del sur, describiéndonos el hermoso y agreste paisaje que se abre ante sus ojos. Punta Arenas, comenta, cuenta “como con mil habitantes, entre estos bastantes extranjeros”; los fueguinos, en tanto, de diez mil”.[12]

Después de conocer Montevideo, los penquistas se dirigen a la capital argentina. Mientras su sobrino descansa, don Pedro, infatigable, realiza algunas excursiones al interior, tras lo cual se dirigen al Brasil. Una vez allí, recorre Petrópolis, Pernambuco y Río de Janeiro, maravillándose con la riqueza y variedad de la flora y fauna tropical, que veía por vez primera. Luego de navegar por el amazonas, aborda un vapor hacia la Martinica, acompañado siempre por su sobrino Emiliano.

Octubre los sorprende entrando a la Bahía de Nueva York, tras una navegación que el calor hiciese larga y penosa. En la gran metrópolis de la costa Este tiene ocasión de admirar el rápido progreso de la joven república, que le provoca elogiosos comentarios.

Desde ahí continúa viaje por la costa: Filadelfia, Baltimore, Washington y Boston desfilan raudos ante sus ojos, junto a un sinnúmero de localidades más pequeñas. Con el otoño (boreal), se dirige al Canadá: allí conoce Montreal, Toronto y otras ciudades situadas a orillas del Lago Ontario; para luego retornar a los Estados Unidos, por la vía del Niágara, a donde llega en coche. Buffalo, Chicago y hacia el sur, por las Rocallosas, hasta su destino último en Norteamérica: California.

 

“La noche fue espléndida, todo nevado, el tren despacio: la luna brillantísima; yo no pude dormir, y, acostado, por la vidriera, veo esa inmensidad nevada que me parecía un sudario; a veces trepábamos cordilleras, pasando profundas quebradas y correntosos arroyos”. Pedro del Río Zañartu.

 

Para llegar allá debe atravesar previamente el medio Oeste Omaha, Saint Louis y Kansas City van quedando rápidamente atrás, a bordo del ferrocarril, que ya entonces unía ambas costas del país del Norte. En esta última ciudad escribía:

“Los bichos de todas clases y formas no me dejaron pegar los ojos, principalmente los de cabeza negra, que llegaban a cada momento borrachos como cuero, cantando, bailando o llorando; pero ¿qué otra cosa se puede esperar si ya estamos entre los ‘roughs del Far West’?[13]

Desde allí se dirigió a Salt Lake City –capital del territorio de Utah, no incorporado aún a la Unión-, sede del Estado Mormón, que tenía gran interés en conocer. Una vez allí, describe con detalle la arquitectura mormona, así como su origen y sus doctrinas; asiste a sus ceremonias y habla con los fieles. Por entonces –y hasta 1890- practicaban éstos la poligamia, lo que despierta, como tantas cosas, la curiosidad del filántropo.

Pero nada lo detiene por mucho tiempo y pronto vuelve a emprender la marcha. Reno, Sacramento y finalmente, California. De esta manera, don Pedro del Río contempla la región que, años atrás y mientras duró la fiebre del oro, fue el principal destino de su actividad exportadora[14]

Pero detengámonos ahora en su breve paso por Salt Lake City y conozcamos sus interesantes comentarios que cobran especial relevancia ahora que recientemente se ha anunciado la construcción de un templo mormón en la ciudad natal de don Pedro del Río Zañartu.

 

 “Después de una noche bien fría arribamos a las 9 de la mañana a Ogden, hallándome algunas horas más tarde en la sagrada ciudad de los Mormones:

“Salt Lake City” o ciudad del Lago Salado”.  Pedro del Río Zañartu.

 

 

 

Ogden en 1874

 

 

La ciudad de Ogden había recibido su nombre de un trapper llamado Peter Skene Ogden, llegando a convertirse en la ciudad más grande el Condado de Weber, originalmente otro fur trapper de nombre Miles Goodyear había establecido el Fuerte Buenaventura (1856-46) en el lugar que hoy día ocupa la ciudad de Ogden, siendo esta ciudad el primer permanent settlement por personas de descendencia europea en la región que hoy dpia se conoce como Utah en los Estados Unidos de Norteamerica. El original Fuerte Buenaventura se encontraba ubicado a una milla al oeste de donde actualmente se ubica el centro de la ciudad de Ogden.  

 

“Desde el comienzo, los líderes mormones vieron al Valle del Lago Salado solo como el punto del establecimiento inicial en la Gran Cuenca. Una vez que un bridgehead hubo sido establecido allí, la colonización de cada parte habitable de la región comenzaría. Durante el primer invierno en el valle (1847-48) ellos decidieron spend casi dos mil dólares de la paga del Batallón Mormón para comprar al único settler blanco en la región, el trapper Miles Goodyear, quien reclamó la propiedad de grandes porciones del Valle Weber, el actual lugar de Ogden, Utah”.[15]

 

En noviembre de 1847, el Fuerte Buenaventura fue comprado por los Mormon settlers en $1,950. El settlement fue entonces llamado Brownsville, pero fue después llamado Ogden por un líder de brigada de la Hudson's Bay Company, Peter Skene Ogden, quien había trapped en el Weber Valley a generation earlier. El site del  original Fuerte  Buenaventura es ahora un parque del Condado de Weber.

 

El capitán James Brown visitó el fuerte en agosto de 1847 mientras leading, por asignación de Brigham Young, a un grupo de hombres del Batallón Mormón que fueron a California para conseguir el dinero que se le debía al batallón por su servicio durante la guerra con México.

El sumo consejo de la Iglesia en Salt Lake City votó para permitir a Brown el uso del dinero que el había traído de California para comprar la tierra de Goodyear y prepararla para el uso de los Santos de los Últimos Días que vivían en el área.

Al lado del templo está una tiny cabaña de troncos-la más antigua casa en el montañoso oeste y que fuera el hogar de Miles Goodyear.

“Para asegurar el éxito y crecimiento de los settlements en el Condado de Weber, en 1850 Brigham Young eligió a Lorin Farr para que se hiciera cargo de los asuntos allí. A principios de 1851, la colonia recibió su charter del territorio de Deseret, llegando a ser oficialmente la ciudad de Ogden u Ogden City.

El arribo de ferrocarril transcontinental, con Ogden as a rail centar, enhanced la importancia del Condado de Weber en lo que llegaría a ser el estado de Utah. Weber pioneers. CNWE july 22, 2006 p. 3. President Faust speaks of area’s remarkable history.


Tras la Huella

de Don Pedro del Río Zañartu

en el Estado de Utah

 

                   En 1986 tuve la oportunidad y bendición de viajar por primera vez a la ciudad de Salt Lake City en el Estado de Utah. El viaje fue largo, toda la noche, mientras una pantalla iba señalizando los lugares por donde el avión iba pasando en esos momentos, de repente me quedaba dormido y al despertar volvía a presenciar la ruta que nos acercaba cada vez más a los Estados Unidos de Norteamérica.  Veíamos rayos en medio de la noche más abajo de nosotros, y lo que parecían ser luces de barcos en medio del inmenso océano. Arribamos al amanecer a la ciudad de Miami, y allí estuvimos algunas horas esperando la conexión que nos llevaría a Salt Lake City, como teníamos tiempo aprovechamos de salir del aeropuerto y visitar algunas partes de la hermosa ciudad que había sido nuestra puerta de entrada a los Estados Unidos.                                                                                      

                   Fue impresionante para mí ver gentes de las más diversas nacionalidades caminando por el inmenso aeropuerto, todas ellas con diferentes destinos, y muchas de ellas tal como nosotros llegando por primera vez en su vida a los Estados Unidos.

                   El vuelo desde Miami a Salt Lake City con escala en Atlanta, fue largo, y bajo las alas de nuestro avión se dibujaban los paisajes norteamericanos con sus ríos, montañas, valles y soledades desérticas, todos los imponentes paisajes, todas las bellezas de la naturaleza Norteamericana estaban bajo nuestros pies y nosotros mirábamos asombrados desde la ventanilla del avión. Era como un milagro estar allí, en medio de los cielos y tan lejos de Chile.

 

Sobre las Montañas de Utah

 

De pronto el territorio se volvía árido y pedregoso mientras miraba desde la ventanilla del avión, con altas montañas, ya nos estamos acercamos a la Ciudad de Lago Salado, la ciudad edificada por la fe de los pioneros, la ciudad sede de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o Iglesia Mormona como comúnmente se le conocía en Chile. De su historia hay mucho que decir, pero mientras tanto son las montañas rocosas las que me hablan y me hacen recordar lo aprendido de los primeros misioneros mormones que nos enseñaron en el puerto de San Antonio en 1968 a saber los élderes Robert Schallock y Steven Cherry, ambos de California, son las mismas montañas por donde pasaron los pioneros con sus carretas y sus carros de mano, las mismas que me sorprenden e inspiran mientras las contemplo desde las alturas.

 

La Ciudad de Lago Salado

 

Recuerdo que arribamos a Lago Salado al atardecer del día 30 de septiembre y allí en el aeropuerto de Salt Lake City nos esperaban Dorothy Wight de Murdock Travel, y el Presidente Strong y su esposa quienes recién habían terminado su misión en Chile presidiendo el Templo de Santiago.

Nuestro arribo a Salt Lake City por primera vez con el paso de los años se ha convertido para mi en un momento mágico, esa tarde después de saludar y abrazar a nuestros amigos que estaban en el aeropuerto nos fuimos con Dorothy a su hogar en Bountiful, un hermoso lugar al norte de la ciudad de Salt Lake, quedando de acuerdo con el Presidente y la hermana Strong de compartir un día con ellos en su hogar.

Era como un sueño cumplido cuando viajábamos desde el aeropuerto hasta la casa de Dorothy, mirando las amplias calles, escuchando música country en la radio del auto, observando los edificios y las casas que para mi impresión aun conservaban algo del estilo de los pueblos del oeste antiguo en su trazado y en su forma. Estábamos en Salt Lake y nuestra presencia allí se manifestaba en alegría y agradecimiento y en los fuertes deseos de compartir esa bella y nueva experiencia con nuestra querida familia que había quedado en Chile.

A la mañana siguiente de nuestro arribo visitamos las oficinas de Murdock Travel, la agencia de viajes que atendía los viajes de los misioneros y de las autoridades por aquellos días, allí nos encontramos con nuestro hermano Conrad H. Burgoyne, quien nos manifestó su aprecio y amor hacia nuestra familia en una manera muy especial. De aquellos días de Murdock Travel, recuerdo también a Dennis Macbeth y sus móviles de aviones hechos de  latas de bebidas que fueron toda una novedad para mí y que adornaban su oficin. Fue tal la impresión de esas latas de bebidas de colores fuertes que traje algunas de ellas para nuestros hijos, para que las usaran como porta lápices. También recuerdo a Jimmie Dufala.

En nuestro segundo día en la ciudad de Lago Salado visitamos la Manzana del Templo y a recorrimos algunas calles de la ciudad, espacialmente las de su casco histórico.

 

 

The Brigham Young Monument/Meridian Marker

Gran Lago Salado Base y Meridiano Meridian Marker.

 

En la intersección de Main St. y S. Temple, fue puesta una placa en 1847 para definir los limites del la Manzana del Templo. La placa también sirve como el punto originario para el sistema de numeración de las calles de Salt Lake.

 

            La Ciudad de Salt Lake había sido fundada el 24 de julio de 1847, por un grupo de pioneros mormones. (Mormones se llama a los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por el Libro de Mormón). Los pioneros, guiados por Brigham Young, fueron los primeros habitantes no indios en establecerse permanentemente en el valle del Lago Salado. El grupo fundador se componías de 148 personas, incluyendo a 143 hombres, tres mujeres, y dos niños. Los Mormones vinieron al valle en busca de una región donde pudieran practicar su religión libre de interferencia exterior. Cuando Brigham Young vio por primera vez el valle, él declaró, “Este es el Lugar”.

 

            Un autor chileno, don Arturo Aldunate Philip magistralmente dejó registrado en una de sus obras este momento histórico que marcó un hito importante para la historia de los Santos de los Últimos Días:           

 

“This is the Place”, había dicho hace cerca de 100 años Brigham Young, al asomarse desde el alto de las colinas que cerraban el Emmigration Canyon y a cuyas faldas se extendía el Valle del Salt Lake,

Sí, allí reconstruirían sus vidas; y en ese fértil valle junto al espejo de plata del gran lago, las columnas cansadas hicieron el alto definitivo.

"Eran los mormones, los más audaces de los "pioneros" que, deseosos de crear su mundo nuevo, de mantener el culto libre de sus creencias, de arrancar a la tierra los materiales para construir sus hogares, habían dejado desierta allá muy lejos, al otro lado del Mississippi, su primera ciudad, Nauvoo, en busca de esta aventura fantástica.

Más de 500 carretas con toda la vida del grupo humano, mujeres, niños y ancianos, con todo el mundo que habían formado a su alrededor, animales, utensilios, armas y herramientas, se internaron en los campos de Iowa, cruzando el Missouri, a través de zonas salvajes y desiertas, hostigados por la amenaza permanente de los indios que no querían intrusos en sus territorios.

La guerra, las enfermedades, las privaciones, los interminables esfuerzos, habían despedazado la caravana pero sin lograr disminuir en un ápice la fuerza espiritual que la guiaba.

Muchos habían quedado en el camino, especialmente los hombres habían jalonado la ruta con sus cadáveres; pero ahí estaban por fin, frente a un nuevo mundo por construir".[16]

 

            Algunos días después de su arribo, los pioneros trazaron planes para la Ciudad del Gran Lago Salado, llamada así a causa de un lago interior de sal que dominaba el desierto hacia el oeste. Fuera del centro de la ciudad, de la actual Manzana del Templo, manzanas de diez acres y separadas por calles de 132 pies de ancho – lo bastante anchas como para que una yunta de cuatro bueyes y un carro cubierto pudieran girar.

            La promesa de suficientes cosechas para 1848 trajo más emigrantes al valle. Pero una tardía helada, una sequía, y una plaga de langostas casi destruyeron las cosechas. Bandadas de gaviotas consumieron las langostas, y una gran parte de la cosecha fue salvada como para permitir que los colonos sobrevivieran al invierno de 1848-49. En agradecimiento, la gaviota fue designada posteriormente como el pájaro oficial del estado y un monumento a ella se alza en la Manzana del Templo justo al frente del Assembly Hall.

            Muchos de los pioneros eran conversos europeos al Mormonismo. Durante la década que siguió, ellos trajeron su cultura, idiomas y destrezas para convertir a Salt Lake City en un centro cosmopolita.

            Cuando los mormones llegaron por primera vez al valle, la región era parte de México. Un tratado firmado en 1848 la cedió a los Estados Unidos, y en 1850, el “Estado de Deseret” llegó a ser el Territorio de Utah. (Deseret significa abeja obrera, un símbolo de industriosidad; Utah fue llamado así por la tribu de los indios Utes que habitaban esa región montañosa).

            La construcción del Templo Mormón fue comenzada en 1853, pero la piedra angular de esta magnífica estructura no fue puesta en su lugar sino hasta 1892. La construcción fue interrumpida en 1857 cuando las tropas federales marcharon hasta el valle en la Guerra de Utah. El Templo fue construido con bloques de granito, hasta que un ramal de la línea del ferrocarril fue llevada hasta el Cañón Cottonwood, fueron transportado individualmente por buey y carromato desde el cañón hasta el sitio de la construcción.

            La fiebre del oro de California llevó a emigrantes por la Ciudad del Gran Lago Salado. Soldados fueron estacionados aquí en los años 1850 y durante la Guerra Civil. El comercio con estas estadías trajo a los mormones un grado de prosperidad, aun cuando la agricultura continuó siendo el pilar principal.

            En 1869 el ferrocarril transcontinental fue terminado por el driving del Golden Spike en Promontory Summit, cerca de Ogden, unas 40 millas al norte de Salt Lake City. Utah quedó así conectado son el Este y el Oeste. Mucha gente viajó por ferrocarril para ver la “Ciudad de los Santos”. Algunos se quedaron para hacer a para perder su fortuna en la minería. Desde los años 1860 hasta los años 1920, cientos de minas de cobre y plata fueron abiertas en los cañones cercanos, incluyendo Bingham Canyon. Gigantescas fundiciones fueron posteriormente construidas para refinar el mineral. Algunos de los dueños de las minas construyeron grandes y elegantes casas junto a la cale Templo Sur, conocida una vez también como Calle Brigham.

 

La siguiente es la descripción que hizo del Pedro del Río de la ciudad de Lago Salado y sus alrededores:

 

“La ciudad del Lago Salado, capital del territorio del Utah, se encuentra admirablemente situada en medio de un grande y feracísimo valle, teniendo el gran lago a corta distancia, y rodeada a lo lejos y por todos lados de altas cordilleras y picos coronados de perpetua nieve.

Las calles son hermosísimas, de cuarenta y cinco metros de ancho y las veredas de diez, bordeadas de repletas acequias de agua que riegan frondosos árboles; cada manzana tiene cerca de dos cuadras, de manera que los sitios son dobles, con jardines, arboledas y hortalizas, por lo que en conjunto más parecen casas-quintas.

  “Se divide en numerosos distritos, habiendo en cada uno de ellos una espaciosa plaza. Las casas son buenas, aseadas y de un piso, generalmente con varias puertas o entradas para las diversas esposas con sus familias. En un costado de la ciudad se hallan dos extensiones grandes de terreno amurallado y en la calle que media entre ambas a la entrada, una enorme águila de piedra con alas desplegadas, como protegiendo a los hijos del desierto en sus novísimas doctrinas”

 

La posición geográfica de la ciudad de Lago Salado es similar a la de Santiago de Chile con sus montañas nevadas y el valle a sus pies, la fotografía incluida en el libro que relata los viajes de don Pedro Zañartu y que fuera publicado en 1902 es un fiel reflejo de lo expresado:

 

 

Estados Unidos. –Ciudad del Lago Salado

 

Don Pedro del Río en sus memorias de viaje, nos habla también de “bodegas y depósitos de granos” que son un fiel reflejo de la laboriosidad de los Santos que ya guardan en ellos reservas alimenticias para tiempos de escasez y para ir en socorro de los más necesitados y también de la fidelidad en el pago de los diezmos, un principio con promesa que encontramos reflejado en las escrituras antiguas.

 

  “En uno de estos terrenos están las bodegas y depósitos de granos, etc., donde guardan el diez por ciento de los productos que los fieles pagan a la Iglesia, y aunque esto es voluntario, lo entregan casi todos”.

 

El almacenamiento de grano en la Iglesia S.U.D. fue inaugurado por el Presidente Brigham Young en 1876. Fue dado como una especial misión a las mujeres de la Iglesia.

  “Por varios años los hermanos habían sido aconsejados para ahorrar y almacenar grano para los días de necesidad. Se les había dicho a ellos que en esta región aislada el grano era de más trascendencia aún que el oro y la plata. Pero cada año ellos habían dejado el asunto de lado, sin duda sintiendo la necesidad en este nuevo país en desarrollo de cualquier dinero que pudieran conseguir por la venta de excedentes de granos y otros productos.

  “A fines de septiembre de 1876, el Presidente Young envió por la Sra. Emmeline B. Wells para que viniera a su oficina ya que él tenía algo de importancia para tratar con ella. Cuando ella llegó le dijo que deseaba que las mujeres de Sión reunieran y almacenaran grano para los tiempos de necesidad o hambre, y que él deseaba que ella se involucrara en el movimiento. El le habló de sequía, fracasos en las cosechas y las cuotas que a menudo eran tomadas por los saltamontes, y enfatizó el hecho de que el trigo debía ser mantenido como una reserva y en constante protección”[17]

Hermana Wells fue la editora asociada de la Womens Exponent, y ella escribió una serie de artículos para convencer a las mujeres de la Iglesia para que ayudaran en la colección de trigo para almacenamiento. Las mujeres en todas partes cooperaron en este gran esfuerzo.

  La hermana Wells llegó a ser la quinta presidenta general de la Sociedad de Socorro, y ella consideró su asignación para guiar a las hermanas en el almacenamiento de trigo como una de las más importantes tareas en su vida.

Durante 1877, las mujeres de la Iglesia fueron responsables de la recolección de 10,465 busheles de trigo. Para el fin del siguiente año ellas habían reunido más de 25.000 busheles para ser almacenados”[18]

 

Tan solo tres años después del inicio de la gran tarea de la recolección del trigo fue cuando llegó don Pedro a Salt Lake de allí su mención de este hecho relacionado con las bodegas y el almacenamiento del grano.  Luego don Pedro en su relato pasa a mencionar edificios que también visitamos por primera vez en 1986 como la “Casa del León” (The Lyon House) la que hoy día está convertida en un restaurant y donde en más de una ocasión fuimos a comer y también la “Casa de la Colmena” o (The Beehive House) la que hoy día es en un museo que refleja la vida en ese hermosos hogar, el cual visitamos y donde también nos asombramos.

 

            Dice don Pedro:

 

. “También existen otros extensos edificios de alto como el del León, de la Abeja, etc.;  donde Brigham Young guardaba sus veinte o más mujeres, y donde aun viven algunas de sus viudas y familias y al lado hay una hermosa casa-quinta, “Amelia Palace”[19], que le regaló a su esposa favorita. En el otro local, al frente, una preciosa capilla o templo de piedra tallada con varias torres y capacidad para cuatro mil personas; el interior es bonito y entre sus numerosas pinturas se ven seis grandes cuadros de los que ya han construido en otros pueblos del interior.

 

The Gardo House, también conocida como Amelia's Palace, fue consideradas como una de las más hermosas casas entre Chicago y Costa Oeste.

View of Gardo House

View of the Gardo House from the northeast in the 1870s, while it was still under construction. Note the scaffolding on the tower and the empty window openings awaiting the installation of window sashes. The picket fence seen here was later replaced with wrought iron.

La casa tuvo sus comienzos cuando, durante los últimos años de su vida, Brigham Young, presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días percibió la necesidad de un lugar donde él pudiera recibir visitas oficiales y atender a los dignatarios que viajaban grandes distancias para verlo. Él seleccionó un sitio en la esquina directamente al sur de su Casa de la Colmena y comenzó su construcción en 1873.

 

 

 

 

 

Amelia Palace, Salt Lake City, Utah.

 

View of Gardo House

 

 

 

 

 

La Casa de la Colmena

 

Ha sido señalado que una de las motivaciones que llevaron a don Pedro del Río Zañartu a Lago Salado fue la práctica de la poligamia entre sus habitantes, dando testimonio de ese interés el párrafo anterior, en el cual también se describe otro edificio importante que se encuentra en la Manzana del Templo en la ciudad de Lago Salado como lo es el “Assambly Hall”.

 

 

El autor frente al edificio Assambly Hall y al Monumento a la Gaviota.

 

Don Pedro confunde al Assambly Hall con un templo, pero en realidad éste era un centro de reuniones, el templo verdadero, el que hoy día se conoce en todo el mundo como el Templo de Lago Salado y que constituye un verdadero símbolo del mormonismo estaba en sus etapas finales de construcción, tal como lo refleja la fotografía más abajo que data de 1893, tomada trece años después de la visita de don Pedro.

 

 

Templo de Lago Salado, 1893.

 

“Confieso que visité este templo (el Assembly Hall) lleno de curiosidad y tan pronto como vi entrar a los fieles, me confundí con ellos. Fue llenándose hasta contener una concurrencia enorme: mientras tanto tuve ocasión de observar y conversar con algunos tipos que me llamaron la atención; por último,  tomé un excelente asiento cerca de las altas dignidades, desde donde vi y oí todo. Principió la ceremonia a la una de la tarde y concluyó a las cuatro. Esta numerosa concurrencia se componía como es natural, de los principales vecinos y sus lujosas señoras con ricas toilettes y de gente llana, pero también decentemente vestida.  Lo que más me sorprendió fue no hallar en la mayor parte de los semblantes el aire o expresión de hipocresía que esperaba, sino de convicción y fe. Es verdad que en la gente más baja noté mucha variedad de tipos y nacionalidades, y una buena parte con fisonomías y expresiones estúpidas.  La atención, orden y silencio que reinó fue admirable.

A cada lado del órgano había algunos violines y otros instrumentos que formaban la orquesta y treinta niñas jóvenes y otros tantos hombres que cantaban los sagrados himnos, siendo el conjunto bastante agradable.

 

Luego don Pedro pasa a describir la reunión  misma a la cual asistió y a las autoridades presentes, mencionando al Presidente John Taylor, y a su consejero el élder George Q. Cannon. También señala la participación de los presentes de la Santa Cena, con la cual renuevan los Santos cada domingo los convenios que hicieron al bautizarse en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

 

              “En la primera plataforma estaban el presidente Thaylor y dos de los Santos más venerables; en la segunda seis obispos, todos ancianos de barba larga y blanca; en la tercera, otros seis obispos de menos edad; en la cuarta o piso, los seis más jóvenes y el resto del clero sentado al frente de una larga mesa. Sobre esta había en línea doce vasos, seis grandes jarros y seis canastos; todo de plata hermosamente cincelada y a los lados dos grandes candelabros de plaqué. Primero entonaron himnos y enseguida el Presidente recitó una oración, a la que los obispos contestaron, Amén.  Después los seis de más abajo cortaron pan fresco en pequeños trozos, llenaron los canastos y los pasaron a los fieles de lo cual todos participaron, y se llenaron los vasos de agua, bebiendo cada uno un sorbo; cuando llegó mi turno, lo pasé a los vecinos, por no parecerme propio tomar yo nada; me miraron con extrañeza, pero nada dijeron. Un obispo tomo la palabra para decir que venía a dar cuenta a sus hermanos y hermanas de la comisión que le habían encomendado hacia dos años para convertir y traer prosélitos de todo el mundo a la ciudad Santa; se extendió mucho dando datos interesantes sobre los trabajos de propaganda de los trescientos misioneros que tienen repartido con este objeto.

              En seguida, después de varios himnos, tomó la palabra uno de los Santos, el reverendo Cannon, que se hallaba al lado del Presidente, hombre vigoroso aún, de buena presencia, expresándose por más de una hora con palabra fácil, convencida y elocuente. Ha sido elegido este año por Utah para el Senado de Estados Unidos. Se extendió sobre las Escrituras, las revelaciones de Smith, los milagros, la fe, etc.

 

 

Presidencia de la Iglesia

 

Sin duda que para quienes visitan la ciudad de Lago Salado, la atracción principal lo constituye el famoso templo de Lago Salado, el cual aun cuando por aquellos días no estaba terminado no dejó de impresionar a nuestro chileno viajero:

 

“El gran templo de Sión no está aun terminado, es muy grande e imponente, de sólido granito vetado con negro; hace veintisiete años que se construye y costará diez millones de dólares, había centenares de artesanos canteando piedra y ocupados en levantar las elevadas torres. En una entrada se lee esta inscripción: Holiness to The Lord of the Latter Day Saints; y en otra “Alpha and Omega”.

 

 

 1882

 

 

 

 

 

 

Hasta nuestros días no deja de llamar la atención del viajero otro singular edificio que se encuentra al lado del Templo de Lago Salado y que se llama el “Tabernáculo”, pero dejemos que sea don Pedro quien nos lo describa:

 

  “De los templos ya terminados, encontramos muy interesante el gran Tabernáculo, de forma muy original y rara, como de un medio huevo invertido, descansando sobre cuarenta y seis pilastras de piedra, dejando entre estas enormes puertas para la ventilación y escape en caso de incendio. El interior, con capacidad para quince mil personas, tiene la misma forma, pero ninguna  columna; el piso está ocupado por bancos de madera y una amplia galería alrededor.  Por efecto de su forma y falta de columnas sus propiedades acústicas  son sorprendentes. Tanto es esto, que se dejó caer un alfiler sobre una mesa de madera en un extremo del salón, sintiéndose casi el imperceptible ruido en el otro.

Al frente tiene un órgano monstruo y de ricas voces, trabajado por ellos mismos, y en el fondo, pintados un gran ojo y una colmena. Al lado del órgano, el local para la orquesta, más abajo tres plataformas seguidas por las distintas categorías, y al nivel del piso una larga mesa, con el fin ya citado en la otra de que me ocupé antes.

 

 

El Tabernáculo, (grabado Le Tour du Monde, 1874)

  El hecho de que don Pedro del Río haya asistido a las reuniones dominicales de la Iglesia queda claramente de manifiesto en el siguiente comentario, donde además señala una breve conversación y una descripción del Presidente John Taylor.:

 

“Conseguí visitar una Escuela Dominical, “Sunday School”, donde me recibieron muy bien y tuve una agradable conversación con el profesor, quien me proporcionó datos y varios libros, cuadernos y cartillas. Muy interesante me pareció un gran almacén llamado “Cooperative Store”, donde hacen sus compras los mormones, pues casi todos tienen acciones y se dividen las utilidades. Hablaba con el Superintendente y le pedía detalles, cuando entró el Presidente M. Taylor, con quien charlé largo, contestándole preguntas sobre mi país; es un caballero amable, bastante anciano, de pelo y barba blanca y llevaba una larga capa española, la única que he visto desde que salí de Chile.

Es fácil abordar a estos magnates mormones, pues son atentos y condescendientes con los extranjeros”.

 

Con respecto al edificio “Cooperative Store” que llamó la atención a Don Pedro, este formaba parte integrante de un sistema económico instituido por el Presidente Brigham Young para los Santos:

 

“En 1868 el Presidente Young estableció un sistema económico conocido como Zion’s Cooperative Mercantile Institution. El propósito de ZCMI, como fue popularmente conocido, fue llevar bienes al territorio, venderlos lo más barato que pudieran ser vendidos, y “dejar que los beneficios se dividieran con la gente finalmente”[20].

 

 

Edificio del Cooperative Store de Salt Lake City.

 

Además, a los directores se les dio poder para fijar precios al detalle estándares, y estos serían cargados a todos los cooperating concerns. Tales precios serían “razonables” y “los mismos tenderían a la satisfacción y beneficio tanto de los comerciantes como de la gente en general”[21]. Los propósitos de los precios al detalle uniformes no fueron para prevenir competencia de precios sino que para contener los precios exorbitantes. La primera de tal lista de precios fue adoptada en el invierno de 1869 “con el entendimiento de que al Superintendente de ZCMI le será permitido cambiarlos de acuerdo a las circunstancias”[22]. ZCMI eventualmente tuvo sus propias fábricas de botas, zapatos, overoles, chaquetas, chalecos, camisas, camisetas, y ropa interior de hombre.[23]

Dentro de las seis semanas de la apertura de la institución en Salt Lake City, 81 negocios cooperativos a través del territorio estaban en operación…Estas tiendas manejaron casi todos los negocios de los Santos de los Últimos Días.[24]

 

 

 

Lago Salado – Templos Mormones.

 

Imagen incluida en el texto de don Pedro del Río Zañartu, en la cual se pueden apreciar al extremo izquierdo el Assamby Hall (Centro de Reuniones), al centro el Tabernáculo (Centro de Conferencias)  de construcción ovalada y a la derecha el Templo de Lago Salado ya terminado.

 

 

 

El Women Exponer, La Mujer Mormona y la Poligamia

 

 

Una escena doméstica de la mujer mormona publicada en el libro de don

Pedro del Río Zañartu.

 Me dirigí al “Womens Exponer”[25], diario publicado por mujeres mormonas, donde me recibieron en su despacho u oficina, dos señoras, una de estas es una de las seis esposas del primer Santo, Mr. Wells.

Sería muy largo referir nuestra conversación, pero recuerdo que diciéndole yo que realmente me extrañaba que las esposas se avinieran con la poligamia, me contestó con admirable franqueza: “Confieso que es un sacrificio inmenso para nosotras pero lo hacemos con buena voluntad para cumplir con lo ordenado por Dios o nuestro profeta Smith”.[26]

 

A propósito de esto, me contaba un compañero de viaje, después de haber sido invitado a comer con una familia mormona muy respetable, que se componía del caballero, cuatro esposas, quince hijos de ambos sexos, de los cuales había dos niñas muy lindas, que había notado con sorpresa en el hogar, no solamente cultura, sino también armonía.

                                        La Orden de Enock

 

Existe una original orden que estableció Brigham Young, de “Enock”, para los que trabajan para la comunidad, por lo que no pueden tener bienes propios, pero en cambio, entre otros privilegios, son considerados como la aristocracia, amén de otras gangas en la otra vida.

 Creencias Mormonas


Los mormones creen en Dios, su hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo; en la misma organización que existió en la Iglesia primitiva, es decir, apóstoles, profetas, maestros, evangelistas, etc.; que la Biblia es la palabra de Dios, siendo esta traducida correctamente, que también el Libro de Mormón es la palabra de Dios; en la reunión de los hijos de Israel y de las diez tribus; que Sión se trabajara en este continente, que Dios reinará personalmente en este mundo, y finalmente en las revelaciones del ángel al profeta Mártir Smith y otros que vendrán después.

Esto es lo principal ¡que creederas¡ me imagino que así como la mayoría tendrá en buena fe estas convicciones, habrán también numerosos farsantes que van solo tras el gusto o negocio.

 

Algo más tarde, y escrito lo que precede, recibidas del señor James Duyler, Superintendente de escuelas de la ciudad de “Lago Salado”, varias cartillas en hojas impresas que reparten a los niños. Por lo que se ve, en cuanto a la moral, se parece la de los mormones a las demás sectas. Por ejemplo, en las reglas para una buena vida, dice: amar a Dios con amor filial; al hombre con amor fraternal, conservar vuestros cuerpos y ropas limpias, y en orden todo lo que nos rodea, no cometer excesos en comida, bebidas u otros gustos o placeres.

En la “Lección sobre recompensas”:

¿Cuál será nuestra recompensa si tenemos buenas costumbres cuando niños?

Llegar a ser más tarde buenos hombres y mujeres.

¿Qué obtendremos si somos sabios en comer, beber y dormir?

Ser robustos, activos, de buen genio, vivir mucho y ser útiles a nuestros semejantes.

“Sobre el Espíritu Santo”

¿Qué decimos de las personas que están poseídas del Espíritu Santo?

Que están inspiradas.

¿Puede nombrar algunas de esas personas inspiradas?

Sí, Moisés que dio los Diez Mandamientos; David, que cantó los cantos de Sión o salmos de David; Jesús que predicó en el monte; Pablo que escribió sobre la caridad, José Smith, el profeta que organizó la Iglesia de Jesucristo “of Latter”, y últimamente en los Artículos de Fe.

 Los Artículos de Fe

 

Creemos en Dios, el Padre Eterno, su hijo Jesús, y el Espíritu Santo.

Creemos que seremos castigados por nuestras propias faltas, y no por el pecado de Adán.

En la misma organización que tuvo la primera Iglesia, como apóstoles, maestros, evangelistas y profetas. En el don de hablar e interpretar todos los idiomas, de revelaciones, visiones, curaciones, milagros y profecías.

En que la Biblia es la palabra de Dios (bien interpretada), también en que el Libro de Mormón es así como la palabra de Dios. En la reunión de las Diez Tribus de Israel; que Sión será construida sobre este nuevo continente, y que Dios reinará personalmente en la tierra.

Adoramos a Dios Todopoderoso, según los dictados de nuestra conciencia, y permitimos a los demás la religión o creencia que más les agrade.

Creemos en que debemos respetar los Presidentes, Reyes y Legisladores, acatando y sosteniendo las leyes que de ellos emanan – (Firmado) José Smith.

 

        El Gran Lago Salado

 

El gran Lago Salado es hermosísimo. Tiene setenta y cinco millas de largo y treinta de ancho.

Se vacían en él muchos ríos, pero no tienen salida, se halla a más de cuatro mil pies sobre el nivel del mar. El agua es tan salada y pesada que se nada con medio cuerpo de fuera, su sabor es pésimo.

 Adios a la Ciudad de Lago Salado

 

Nunca olvidaré la puesta del sol que aquí presencié: ocultábase en el inmenso lago, dejando reflejos espléndidos, y del otro lado, tras la nevada cordillera, aparecía la luna en toda su magnificencia y grandeza.


 En tren a Ogden pasando por Corinne y Promontory

 

Fue por Ogden que don Pedro del Río se aproximó a la ciudad de Lago Salado, en el territorio de Utah en tren, exactamente 116 años antes de que mi esposa Soledad y yo lo hiciéramos por avión. Fue nuestra primera visita a esta ciudad antes de leer su mención en el libro de don Pedro del Río Zañartu, el cual pude consultar algunos años después en la Biblioteca Nacional de Chile, y cuando en el mes de octubre de 1986 me paré frente al Templo de Ogden pensé en mi primer compañero de misión en Chile, el élder David Langford, de quien solo sabía que había regresado a  Ogden al terminar su misión en 1974.

 El primer pueblo que pasamos fue Corinne, el segundo pueblo en importancia del territorio Utah, mormón, con un buen templo perteneciente a esta secta, tiene vida por las muchas y excelentes minas que hay al interior en “Idaho” y “Montaña”. Pp. 167-177.

Apenas habíamos dejado a nuestras espaldas el Lago Salado, llegamos al Promontorio, sitio agreste donde se unieron las dos grandes líneas de San Francisco y Nueva York, cuyos últimos durmientes fueron remachados con clavos de plata y oro macizo en medio de un regocijo que se comprende. P. 179.

 Don Pedro muere en mayo de 1918


[1] Carlos Oliver S., confirmando la interpretación del padre Rosales, señala que Gualpén, o como fonéticamente sería más correcto, Guallpen, significa “mirar alrededor” en lengua mapuche; y agrega que un vocablo parecido, “Hualpén”, significa centinela (Libro de Oro de la Historia de Concepción , obra citada, p. 461). Mariano José Campos Menchaca, S.J., coincide con estas interpretaciones, añadiendo: “Mirar alrededor, ésos son, en realidad, los cerros de Hualpén, un mirador hacia Concepción, hacia la vega de Talcahuano y hacia la desembocadura del Bío Bío” (Nahuelbuta, Editorial Francisco de Aguirre S.A., Santiago, 1972, pp. 530 y 531). En el mismo sentido, cfr., Recard Novión, Alberto, El Laja, un río creador, Editorial Jerónimo de Vivar, Santiago, 1971, p. 316. Carter p. 64.

 

[2] Cartes p. 83.

 

 

[3] Armando Cartes Montory. Pedro del Río Zañartu, Patriota, Filántropo y Viajero Universal. Editora Anibal Pinto S.A. 1992. P. 8.

[4] Cartes p. 87.

[5] Cartes p. 50. Oliver S., Carlos, obra citada p. 346.

[6] Cartes p. 51. Del Río Z., Pedro. Tercer viaje en torno al mundo. Litografía e Imprenta Soulodre, Concepción 1912, Tomoo II, p. 172.

[7] Cartes p. 52 Vicuña M., Benjamin, prólogo a la obra de don Pedro del Río Z., Viajes en torno al mundo por un chileno. Imprenta Cervantes, Santiago, 1883, Tomo I, p. x.

[8] Cartes pp. 91, 97.

[9] Cartes p. 121. Vicuña Mackenna, Benjamin, prólogo citado, pp. XV y XVI.

[10] Cartes p. 121. Vicuña M., Benjamín. “La mitad de un viaje alrededor del mundo”, en El Mercurio de Valparaíso, diciembre de 1882, (sin fecha de día). Archivo del Museo de Hualpén.

[11] Cartes p. 141 Del Río Z. Pedro. Viaje en torno al mundo por un chileno, Tomo I, pp. 11 y 12.

[12] Ibedem, Tomo 1 p. 13.

[13] Ibedem, Tomo p. 154.

[14] Cartes pp. 141-42.

[15] The Mormon Experience. A History of the Latter-day Saints. Leonard J. Arrington & Davis Bitton. University of Illinois Press p. 117. 1992.

[16] Arturo Aldunate Phillips, Estados Unidos, Gran Aventura del Hombre. Editorial Nascimento. Santiago, Chile. 1943. pp. 157-58.

 

[17] Deseret News, 7 sept. 1940, p.1.

[18] Pure Religion. The History of Church Welfare since 1930. Glen L. Rudd. Salt Lake City, Utah 1995. pp. 84-85.

[19] Susa Young Gates, "The Gardo House," Improvement Era 20 (1917): 1099-1103; Journal History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints (hereafter JH), September 2, 1873 (microfilm, LDS Church Historical Department, Salt Lake City); Clarissa Young Spencer and Mabel Harmer, Brigham Young at Home (Salt Lake City: Deseret Book, 1972), 219-21. Other accounts say that the house was called "Gardo" because it seemed to stand "guard" over the city. The Beehive House was a residence for Young's wives, as was the adjacent Lion House.

[20] Brigham Young, in ZCMI First Record Book, Minute Book A, p. 17, cited in Arden Beal Olsen, “The History of Mormon Mercantile Cooperation in Utah,” Ph.D. diss., University of California, 1935, p. 80.

[21] First Record Book, p. 19, in Olsen, History of Mormon Mercantile Cooperation,” p. 81.

[22] Olsen, “History of Mormon Mercantile Cooperation,” p. 93.

[23] Ver Arrington, Great Basin Kingdom, pp. 308-9.

[24] Church History in the Fulness of Times. Religion 341-43. The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints. Salt Lake City, Utah. 1992, p. 397.

[25] El Woman’s Exponent (1872-1914) fue la primera publicación de propiedad y publicada por las mujeres Santos de los Últimos Días…era editada bimensualmente, o en sus últimos años, mensualmente. Durante los cuarenta y dos años de su publicación, Louisa Lula Greene (1872-1877) y Emmeline B. Wells (1877-1914) sirvieron como editoras.

 

 

[26] Leales a la Iglesia y a sus líderes, el Exponent a menudo publicaba editoriales defendiendo la práctica de la Poligamia.

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