Apéndice 1
El Nacimiento y la Muerte del Niño
Omner Pratt
Valparaíso, Chile
30 Noviembre 1851 – 7 Enero 1852
La inspiración de poeta que
llevó al Élder Parley Parker Pratt a escribir inspirados himnos, también se
manifestó al cantar a la naturaleza chilena, con hermosos versos que sin duda
llevaron alegría a su alma, la misma alegría que se convertiría en un inmenso
gozo cuando el día 30 de noviembre su esposa Phoebe dio a luz un hermoso
varoncito a quien llamaron Omner. Sin embargo, muy pronto, esta felicidad se
transformaría en una profunda tristeza, al dejar de existir el niño Omner y ser
sepultado en uno de los cerros de Valparaíso conocido como Cerro Panteón[1].
Cerros y
quebradas de Valparaíso. Archivo Histórico.
Apéndice 1
De este triste
acontecimiento que no aparece registrado en la Autobiografía de Parley P.
Pratt, leemos en el libro “The Archer of Paradise”[2]
(El Arquero del Paraíso) lo siguiente: “El 30 de noviembre (de 1851), el
segundo hijo de Phoebe, Omner, nació. Ningún doctor se pudo encontrar cuando comenzó
el trabajo de parto. Dos mujeres de Valparaíso actuaron como parteras, ya que
Phoebe no estaba pujando a causa de sus dolores, las dos mujeres la levantaron tomándola
por debajo de sus brazos, la sacudieron violentamente hacia arriba y hacia
abajo, hasta que ellas literalmente arrojaron al niño al mundo”.
Sin duda que las penurias
del viaje, la pésima alimentación, la debilidad de Phoebe a causa de lo mismo,
los trabajos del parto sin ninguna comodidad, fueron factores que se combinaron
para que el bebé falleciera el día 7 de enero de 1852, siendo sepultado esa
misma noche “en una solitaria colina de Valparaíso”[3].
El niño fue sepultado en el
Cementerio de Disidentes[4]
de Valparaíso, lugar a donde eran llevados aquellos que no profesaban la fe
católica.
Antigua calle de piedras llamada
Dinamarca que lleva al Cementerio de Disidentes en Valparaíso, Chile. Foto de
Rodolfo Acevedo.
La
mayoría de los extranjeros avecindados en Valparaíso por aquellos días eran protestantes
de nacionalidad inglesa o norteamericana, como el pastor David Trumbull de la
Unión Church o Iglesia Congregacional Americana quien tenía a su cargo la
administración del cementerio de Disidentes, que se ubicaba en el Cerro Panteón.
El Administrador del
cementerio don David Trumbull dejó registros de la sepultación del niño Omner,
los cuales pueden verse en el libro de registros de esa época que aún se
conserva en el cementerio.
Omner Pratt
Un ejemplo de esto es el
siguiente extracto del libro, en que se pueden apreciar los nombres del Señor David
Trumbull, y de Élder Parley Parker Pratt.
Nombre de
P. P. Pratt en el registro de sepultación, junto a la edad de su hijo fallecido
1 mes.(1mo.)
Registro
992 Omner Pratt.
Fecha
de Sepultación (día 8) Causa de muerte (Debility)
El cuerpo
sin vida del niño Omner fue ingresado al cementerio el día 8 de enero y la razón declarada en el registro de su muerte fue debilidad.
El historiador Rodolfo
Acevedo con el Libro del Cementerio de Disidentes en sus manos.
CEMENTERIO DE DISIDENTES
Sitio de Sepultación del Niño Omner Pratt
Sector del Cementerio donde
fue sepultado el niño Omner, se ingresa por el frontis central que da a la
calle Dinamarca, doblando inmediatamente
a la mano izquierda. La placa
conmemorativa se encuentra al fondo tras los dos árboles, que a febrero de 2005
presenta el mismo aspecto de la fotografía.
Placa que recuerda e identifica el lugar donde fue sepultado el niño
Omner Pratt en Valparaíso, Chile. Fotos Rodolfo Acevedo.
Cementerio de
Disidentes
En
1990, en una ceremonia de conmemoración de la visita de Parley P. Pratt a Chile,
una placa recordatoria fue puesta en el cementerio donde su hijo Omner fuera
sepultado en 1852. En la ocasión el Élder Waldo P. Call de los Setenta, un
descendiente del Élder Pratt descubrió la placa. Él también dedicó el lugar
donde se encuentra la tumba del niño Omner. En sus palabras dedicatorias Élder Call
pidió una bendición especial para Chile, expresando en parte de ella lo
siguiente: "Que bendigas a aquellos que gobiernan; y bendícenos como
miembros de la Iglesia para que por medio de vivir el evangelio dignamente tu
puedas bendecir a este pueblo, para que haya paz, para que haya alimentos en
las mesas de todas las familias chilenas, y para que ellos puedan escuchar el
mensaje del evangelio y puedan sentir que es verdad”.
Visión
actual de la Bahía de Valparaíso desde la cumbre del Cerro Panteón. Fotografía
tomada por Rodolfo Acevedo Villanueva.,
el día 11 de febrero de 2005.
El antiguo acceso al cementerio de
disidentes del Cerro Panteón era la
Quebrada de San Juan de Dios, en el
sector comprendido entre las actuales calles Condell y Ecuador. Desde aquí y
más precisamente desde la Plazuela Ecuador salen los colectivos N° 40 que
llevan a las puertas del Cementerio N° 2 en la calle Dinamarca[5]. Para llegar al cementerio de
Disidentes mismo, donde se encuentra la tumba de Omner Pratt, hay que caminar
por la empedrada calle Dinamarca, bordeando el cementerio, llegándose de esta
forma a su entrada principal. “Por la Plazuela Ecuador, en dirección a la
avenida Ecuador encontramos otra escalera pintoresca y propia de la ciudad de
Valparaíso, es una escalera muy empinada con el nombre Hermanos Mongolfier, que
une al cerro Panteón con la actual avenida Ecuador, es muy larga y no está en
las mejores condiciones estructurales”. Otro acceso
antiguo al cementerio era la Quebrada Elías, hoy día llamada calle Ricardo
Cumming, que da a la Plaza Aníbal Pinto.
Desde la Plaza Aníbal Pinto, la calle Ricardo Cumming (la antigua
Quebrada Elías), conducía a los antiguos porteños hacia los cementerios por una
escalera que aún existe, por la calle Ricardo Cumming, por el lado poniente,
hasta llegar al pasaje C. Mondaca”[6].
Tumba de Marinos del
Essex (ver Nota 4) a la entrada del
Cementerio de Disidentes, justamente al fondo se encuentra la placa
recordatoria de Omner Pratt. Foto de Rodolfo Acevedo Villanueva.
Cementerio de
Disidentes
NOTAS
[1] El frente del Cerro Panteón en nuestros días da
hacia la Calle Condell de Valparaíso, en el sector comprendido entre la Plaza
Aníbal Pinto y la Plazuela Ecuador.
[2] Ésta es una referencia a la obra de Stanley, Reva. The Archer of
[3] Antes de la existencia de cualquier
cementerio en el puerto de Valparaíso, se enterraba a los muertos en la iglesia
según las costumbres coloniales, y a las personas menos pudientes o pueblo en
general, en hoyos en las quebradas desabitadas del puerto, y a los extranjeros
que aumentaban en número, se enviaban al fondo del mar. ¿Qué hacer con los
restos mortales? Una pregunta difícil de
contestar, ya que no existían sitos de enterramientos protegidos, tampoco
carros fúnebres, menos pompas fúnebres, sepultar a los difuntos era un asunto
de la iglesia y de la familia, el estado se mantenía al margen, y los problemas
de salubridad eran serios. La iglesia (Católica) albergaba a sus fieles y a los
más pudientes. Pero el resto de la comunidad porteña, los llamados pobres de
solemnidad eran enterrados en lugares inimaginables, y que en la actualidad
están densamente poblados., se enterraba en las iglesias a las personas
pudientes, y a los pobres en solemnidad se les sepultaba en el campo, muchos
fueron los lugares destinados a la sepultación de cadáveres;
Cerro San Francisco, Concepción frente al hospital San Juan de Dios, en
las Ramadilas, en la subida del Cerro Barón y el puerto, además de la quebrada
de San Agustín. El profesor Leopoldo
Sáez identifica otros sitios y nos cuenta que los lugares de sepultura en
Valparaíso: “los muertos se enterraban en la parte alta de los cerros o en los
templos (…) Al igual que las quebradas Márquez
(ubicada actualmente cerca de la plaza Aduana), o sitios cerca del
mar como Las Torpederas.
En
Valparaíso, consta en las actas Municipales del 3 de diciembre de 1821, se
presenta por primera vez el proyecto para la Fundación de un panteón, el lugar
elegido para el cementerio fue una pequeña colina en las afueras de la ciudad,
la singular ubicación de la necrópolis de Valparaíso sería privilegiada, este
cementerio tiene una magnífica vista al
Océano Pacífico, y a toda la bahía porteña, envueltos con brisas frescas, a
esta colina se le llamó el “Cerro Panteón”.
Ana María Ojeda Fernández, “El Cerro Panteón y sus cementerios N° 1, N°
2 y Disidentes”.
[4] No ser católico en tierra chilena era un gran
problema ante la muerte, a principios del siglo XIX, no se tenía dónde enterrar
a los muertos. Son numerosos los casos sepultados en alta mar o en las playas
que luego, en un horroroso espectáculo aparecían en las orillas de las playas a
vista y paciencia de todos, a pesar de tan repugnante espectáculo se les negaba
una sepultura cristiana, porque en la mentalidad de la época y las normas
eclesiásticas se entendía que, el cementerio parroquial era solo para los
católicos y no se daba cabida a personas con otra religión.( .. ) Hay un hecho
en particular que precipitó la construcción de dicho cementerio (de
Disidentes). Cuando los buques de SMB Phoebe y Cherub vencieron al navío de
guerra norteamericano Essex en la bahía de Valparaíso, el 28 de marzo de 1814,
las hostilidades entre Inglaterra y Estados Unidos de la guerra de 1812, se
hicieron presente en Valparaíso. El historiador
Eugenio Pereira nos dice que fue la fragata Essex, de 860 toneladas y 40
cañones, al mando del capitán David Porter (…) El 6 de octubre de 1812 la Essex
recibió órdenes oficiales para un crucero en los mares lejanos a fin de
interceptar las rutas oceánicas entre Europa y América y de destruir la flota ballenera que surcaba
el Pacífico tras los preciados cetáceos, tristemente, importante fuente de
ingresos en esa época. Porter sigue las órdenes
y toma rumbo en dirección a Sudamérica, cruza el Cabo de Hornos y llega
al puerto de Valparaíso el 13 de marzo de 1813. El mismo Porter señala: “Con
gran estupor se me informó que habían roto los lazos de sujeción hacia España
que sus puertos estaban abiertos al comercio de todas las naciones, que nuestro
arribo era considerado como un acontecimiento grato por cuantos
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miraban hacia Estados Unidos en busca de
ejemplo y de protección. El Essex
destruyó una flotilla ballenera de los Ingleses, infringiéndoles pérdidas muy
cuantiosas, Inglaterra dio la orden a cinco de sus embarcaciones para que
dieran caza al crucero norteamericano. Es así como el 8 de febrero de 1814
arribaron a Valparaíso dos navíos británicos al mando del Capitán Hayllyar, el
Phoebe, de 36 cañones, y el Cherub, de 18, las naves británicas por fin se
vengarían de los norteamericanos del Essex. El encuentro fue en el mismo puerto
de Valparaíso, siendo sus espectadores los aterrados vecinos del puerto que
observaban asombrados. Ninguno de los adversarios respetó la naturalidad de
nuestro país. Las consecuencias fueron funestas para los norteamericanos, 50 estadounidenses
fallecidos en combate y no tendrían un lugar digno para ser enterrados por ser
protestantes. Eventualmente, un grupo de ocho hombres y un oficial fueron
sepultados en un banco de arena en el Fuerte Blanco del Cerro Cordillera, el
resto de las víctimas fueron lanzados al mar.
El
Director Supremo Don Bernardo O’Higgins, en conocimiento de las situaciones tan
penosas que debían pasar los protestantes, accedió a la petición de permitir la
compra de un terreno para los residentes no católicos del país el 14 de
diciembre de 1819. La autorización de un cementerio de disidentes abarcaba la
ciudad de Valparaíso, y Santiago, pero por causas que desconocemos, no se
construyó ninguno en la capital, y los cadáveres de protestantes santiaguinos
fueron traídos al único cementerio no católico del país por más de 30
años”. Ana María Ojeda Fernández, “El Cerro Panteón y sus
cementerios N° 1, N° 2 y Disidentes”.
pp. 27-29.
[5] “La calle Dinamarca
bordea a los tres cementerios existentes en el pequeño Cerro Panteón”. El
Cementerio N° 1 como el de Disidentes, frente uno al otro, comparten la famosa
calle Dinamarca, o calle del Cementerio (...) Esta calle nace a un costado del
Cementerio N° 2, y se interna rodeando esa necrópolis y la de Disidentes, para
pasar entre ésta y el Cementerio N° 1 y continuar hasta el otro costado del
Cementerio N° 2. Su calzada es de adoquines del antiguo Valparaíso con dos
huellas en el centro para el paso de los vehículos, actualmente se encuentra en
muy mal estado…” Ana María
Ojeda Fernández, “El Cerro Panteón y sus cementerios N° 1, N° 2 y
Disidentes”. p. 17.
[6] Ana María Ojeda Fernández, “El Cerro Panteón y sus cementerios N° 1, N° 2 y
Disidentes”. p. 17.