1
Al Gran Profeta
Rindamos Honores.
GRACIAS QUERIDO PRESIDENTE
GORDON B. HINCKLEY
Por Rodolfo Acevedo A.
Miembro del Sumo Consejo de la Estaca Santiago
Chile Vicuña Mackenna
El Presidente Gordon B. Hinckley saludando a
los Santos en su última visita a Chile en el año 2006
Escribo
como un converso que fue bautizado en
Recién ésta tenía tan sólo 12 años
de establecida en nuestro país (1956) y eran los años en que las pequeñas ramas
de
Élder
Milton Jensen bautizando en Curicó en una pila bautismal muy singular.
Recuerdo una experiencia cuando
viajamos en 1969 como miembros de
Estos recuerdos ya lejanos en las
vidas de mi familia y mía propia, revivieron de inmediato en mi mente cuando mi
hijo Charles me comunicó muy temprano por la mañana del recién pasado día lunes
28 de enero, la triste noticia del fallecimiento del Profeta y Presidente de
Escuchar que el Presidente Hinckley había muerto
fue un duro impacto para mí, en realidad no esperaba que esta noticia llegara
tan pronto, inmediatamente vino a mi mente el pensamiento de que: un profeta de
Señor, y un querido amigo de nuestro país y de los Santos chilenos había
partido, repetí en mi mente las palabras “Para siempre Dios esté con vos
querido Presidente Hinckley”, a la vez
que sentí resonar en mi mente como tocada por gaitas la melodía “Danny Boy”,
una de sus melodías favoritas que le hacía evocar recuerdos de su juventud
cuando sirvió su misión en Inglaterra.
Sentí
como una gran bendición mis propios encuentros con este notable siervo de Dios
de estos últimos días, el primero de ellos durante mi visita a la ciudad de
Lago Salado en 1996, cuando tuve la bendición de almorzar con él y con los
directores de Asuntos Públicos de
Posteriormente,
cuando vino a Santiago en 1999 para tener una reunión con los Santos en el
Estadio Monumental, tuve la bendición de ayudarle en su ingreso al país, para
iniciar una hermosa jornada espiritual con los Santos chilenos al día
siguiente.
Ahora en el
momento de su partida medito en mi corazón la hermosa relación que el
Presidente Gordon B. Hinckley tuvo con nuestro querido país de Chile, una
relación que mi corazón siente con fuerza, fue de una sincera amistad y de gran
aprecio y cariño por los Santos chilenos.
El 27 de enero de 2008,
aproximadamente a las 19.00 el Presidente Hinckley falleció a los 97 años,
rodeado por su familia. El Presidente Hinckley había nacido el 23 de junio de
1910.
Santiago, Chile. Jueves 31 de enero de 2008.
2
Los Primeros Viajes del Presidente
Gordon B. Hinckley a Chile
Por Rodolfo Acevedo A.
Miembro del Sumo Consejo de la
Estaca Santiago Chile Vicuña Mackenna
El
Presidente Hinckley en uno de sus primeros viajes a Chile fue recibido en el
aeropuerto de Los Cerrillos por los niños de los Colegios de la Iglesia.
Los registros históricos señalan el año 1967
como el primer año en que el Apóstol Hinckley nos visitó. La hermana Sheri L. Dew,
biógrafa del Presidente Hinckley escribió con respecto al primer viaje del
Élder Hinckley a Sudamérica, ocasión en que visió los países de Brasil, Argentina, Chile, Perú y México, que: “A pesar de que había
viajado cientos de miles de millas, él nunca antes había puesto un pie en
Sudamérica”, agregando que este viaje había tenido como propósito “buscar las
condiciones para mejorar las comunicaciones entre la sede
La misma hermana Dew también señaló que para “el 1° de junio de 1968, el
Élder Hinckley fue relevado como supervisor de
Esta nueva asignación lo traería a Chile y a
su historia, su presencia en los grandes acontecimientos que marcan el progreso
de
Durante los primeros años en que
el Élder Hinckley visitó nuestro país a fines de los años sesenta y principios
de los setenta, dejaría un legado de fe entre los santos chilenos, al
participar en capacitaciones de misioneros, presidir conferencias, dedicar
capillas y realizar los preparativos para la creación de la primera estaca en
nuestro país.
El Elder Hinckley rodeado de misioneros en Santiago el
día 15 de abril de 1969.
Con motivo de mi primera visita
a Utah en octubre de 1986 en mi calidad de consejero en la estaca de Santiago
Chile Puente Alto, tuve la oportunidad de visitar en su oficina, en pleno
centro de la ciudad de Salt Lake, al Élder Robert H. Burton, quien servía como Presidente de
En
aquella ocasión él Presidente Burton me relató la siguiente experiencia con
respecto a la visita del Élder Hinckley a Chile en 1969, experiencia que el
mismo Presidente Hinckley recordaría en su discurso en el Estadio Monumental
treinta años después.
El siguiente es el texto del relato
del Presidente Burton cuando le visité en su oficina adornada con motivos de
Chile:
“Recuerdo que el Hermano Hinckley
vino a Chile en un año de sequía y cuando llegó al aeropuerto estaba muy
preocupado por la situación. Expertos de otros países dijeron que habría otro
año de sequía. El Hermano Hinckley estaba muy triste con esta situación.
En Santiago dedicó la capilla de
Después de la dedicación de la
capilla de
Viajamos a Concepción donde se
dedicó la capilla de Talcahuano. En su oración pidió nuevamente por lluvia y al
día siguiente comenzó a llover en el Sur de Chile.
Después de esta experiencia, siempre decía a los hermanos en Chile que la cuenta del agua que teníamos que pagar a Dios era muy grande”.
3
El Élder Gordon B. Hinckley y la creación de
la primera estaca en Chile. (1972)
Por Rodolfo Acevedo A.
Miembro del Sumo Consejo de la
Estaca Santiago Chile Vicuña Mackenna
Élder A. Theodore Tuttle, Hermana Tuttle,
Hermana Hinckley, Élder Hinckley, Hermana
Earl, y el Presidente Earl de la Misión Chilena.
Con
respecto a la misión del Presidente Hinckley de crear la primera estaca en
Chile en 1970, el historiador Gordon Irving, quien por aquellos años servía en
Chile como misionero, señaló: “A principios del año 1970
el Presidente Hinckley visitó Santiago con su vista puesta en la organización
de una estaca en Santiago, “pero encontró un nivel insuficiente de pago de los
diezmos en los líderes y les avisó que no podía organizar una estaca en tales
condiciones y les desafió para que empezaran a pagar el diezmo, para que en una ocasión posterior, se pudiera
organizar una estaca. Eso lo supe a través del presidente Earl o del Èlder
Tuttle que fueron a Valdivia en los primeros meses de 1970 para una conferencia
de misioneros donde yo estuve presente (regresé a casa a fines de marzo de ese
año). La memoria es débil, después de tantos años, pero tengo la impresión de
que Élder Tuttle o uno de los misioneros que viajaron con los visitantes dijo
que el Presidente Earl había llorado de frustración al saber que no se pudo
organizar la estaca”.
En
relación con este mismo tema, ahora es el propio Presidente Hinckley quien nos
comparte la siguiente impresión: “Vine
aquí el año 70 con la misión de organizar la primera estaca. Nos reunimos en la
antigua capilla de Ñuñoa. Llamamos a reunión a todo el sacerdocio. Hablamos con
24 de los líderes. Toda la tarde del sábado estuvimos con ellos y le pregunté a
cada uno de ellos si estaban pagando los diezmos, sólo dos de los veinticuatro
eran pagadores parciales de diezmos, tuve un sentimiento de abatimiento
terrible y yo le pedí al Señor que me dijera que hacer.
Al día siguiente tenía la respuesta,
no íbamos a organizar la estaca, no estaban
a tiempo para probar al Señor, no estaban pagando sus diezmos.
Había mucho sufrimiento económico,
aquellos hermanos creían que no podían pagar el diezmo, yo les dije que sin una
fe mayor no podrían constituirse en una estaca”.
El
Presidente Hinckley volvió a Chile para esta vez si dejar organizada la primera
estaca el 19 de noviembre de 1972: “En esta ocasión,” relata el Presidente
Hinckley, “todos pagaban su diezmo completo, con excepción de dos”. Eran
hombres que se veían distintos, eran hombres que habían aprendido a caminar por
la fe y que sabían que el Señor los bendeciría de acuerdo con las promesas de
Malaquías. (Mal 3:4-6)
De los líderes que fueron llamados a
presidir la estaca de Santiago, Carlos Cifuentes, su presidente, era un
mecánico de profesión; Julio Jaramillo, su primer consejero, un ingeniero
eléctrico y su segundo consejero, Jaime Villalobos, un abogado. “Quien iba a
pensar que un mecánico como yo, iba a presidir en
4
La Dedicación del Templo de Santiago.
(1983)
Por Rodolfo Acevedo A.
El Templo de Santiago de Chile
El Presidente Hinckley y las
Autoridades participantes en las ceremonias de la dedicación del Templo de
Santiago.
“El Presidente Gordon B. Hinckley, por aquel entonces Segundo Consejero
en
La ceremonia de dedicación del
Templo de Santiago en 1983 fue presidida por el segundo consejero en
“Bendice tu obra sobre esta gran tierra de Sudamérica, la cual es parte
de la tierra de Sión. Bendice tu obra en esta gran nación de Chile. Que todo lo
que se ha hecho en lo pasado no sea más que el prólogo de una obra mucho más
grande en lo futuro. Que haya un número siempre creciente de barrios y estacas.
Que los de tu pueblo sean reconocidos por la virtud de sus vidas. Bendice la
tierra con paz y rectitud y bendice a todos
los que gobiernan para que tus hijos e hijas puedan regocijarse en la
nación de la cual forman parte”.
Foto Church News.
El
Presidente Gordon B. Hinckley aplica cemento
a la piedra angular del Templo
de Santiago de Chile
Observan los Élderes Bruce R.
McConkie y Boyd K. Packer
Después de servir como consejero de
tres presidentes de
El Presidente Hinckley que tenía por
aquel entonces 84 años había servido
como una Autoridad General por casi 37 años.
“El Presidente Gordon B. Hinckley fue
formalmente sostenido por la membresía de
5
El
Presidente Hinckley
Visita a
Chile en 1996.
Por
Rodolfo Acevedo A.
El 15
de junio de 1996
El
Presidente Hinckley y el Èlder Hammond , Presidente del Área de Chile junto a
sus respectivas esposas contemplan a la
multitud reunida en el estadio Santa Laura.
Ese
mismo año de 1996 y como otro hito importante en la relación del Presidente
Hinckley con los Santos chilenos, lo constituyó su visita a Chile, ocasión en
que se reunió con más de cuarenta mil Santos en el Estadio Santa Laura en
Santiago.
Él Presidente Hinckley llegó a Santiago
de Chile, al anochecer del día domingo 10 de noviembre y el lunes 11 de
noviembre habló a 48 mil miembros, en dos sesiones, en el Estadio Santa Laura
de Santiago. Él también habló a 1,000 misioneros de las misiones de Chile
Santiago Sur, Oeste y Norte y de
En
parte de su mensaje en la primera sesión de la conferencia, el Presidente
Hinckley expresó a los Santos chilenos allí reunidos lo siguiente: “Tengo
presente esta ocasión para extender un desafío a todos y a cada uno de ustedes,
de poner en orden su vida, a fin de ser dignos de ir a la casa del Señor y
recibir las bendiciones que son exclusivamente suyas. ¿Podría haber en el mundo
entero bendición mayor que el sellamiento de marido y mujer, de hijos a padres?
Mis hermanos y hermanas, les ruego que no dejen pasar esa maravillosa
oportunidad que es de supremo valor. Aprovéchenla. Les ruego que se preparen
para ir a la casa del Señor y sellarse juntos, como familias. Allí tienen un
hermoso templo que los está esperando. Les suplico que lo aprovechen, y Dios
los bendecirá con felicidad en el corazón y en su vida. No hay otro lugar en
todo Chile que pueda compararse con la casa del Señor, ninguna otra Iglesia
tiene nada similar. Pero ustedes tienen el privilegio, mis amados hermanos y
hermanas, de beneficiarse con esa santa casa. Eso significa que obedecemos
Una visión de los Santos reunidos en el
Estadio Santa Laura en Santiago de Chile.
La revista “Ensign” que se publica en
la ciudad de Lago Salado informó de la visita del Presidente Hinckley en los
siguientes términos, bajo el título “Ahora es el tiempo en Chile”: “Más de 300
buses estuvieron entre los medios usados por 48.000 miembros chilenos. 15 mil
más de lo esperado, quienes vinieron a un estadio en Santiago para escuchar al
Presidente Hinckley. Él habló en dos sesiones de conferencia, una para miembros
de estacas y distritos del Norte de Chile y una segunda sesión para miembros de
estacas y distritos del Sur de Chile. A él y Élder Scott se le unieron en
Santiago de Chile los miembros de
Mientras estuvo en Santiago el
Presidente Hinckley se reunió con misioneros y participó en una entrevista con
Santiago Pavlovic de Televisión Nacional de Chile. La entrevista llegó a ser
parte de un programa de información acerca de
Comentando posteriormente acerca de la
visita del Presidente Hinckley, Èlder Hammond dio un ejemplo del sacrificio que
los miembros hicieron para asistir a la conferencia. Careciendo de dinero para
comprar un pasaje en bus, una familia consiguió suficiente dinero para comprar
un saco de harina. La madre hizo el pan y lo vendió en la calle, ganando
bastante dinero para repagar el préstamo y pagar el viaje de su familia de ida
y vuelta a Santiago”.
Autoridades de Área Chilenas reunidas
en el Estadio Santa Laura con sus respectivas esposas.
6
La Visita
del Presidente Hinckley a Chile en 1999.
Fiel a su promesa de compartir su testimonio con muchos
miembros de
Conferencia Regional , 25 de
abril de 1999.
Estadio Monumental.
“Unos estimados 57,500 miembros de
“La reunión del
presidente Hinckley con los 57,000 santos chilenos en Santiago fue considerada
como la reunión internacional más grande de Santos de los Últimos Días que
jamás se haya realizado. Entre la oraciones dedicatorias del nuevo templo de
Bogotá, Colombia, el presidente Hinckley voló a Santiago en un jet privado,
acompañado de su querida esposa Marjorie para presidir esta reunión, a la cual
asistió poco màs del 10% de la población mormona de Chile”. Así informó la revista The Ensign en su edición de
mes de Julio de 1999.
Esta vez la reunión fue en el Estadio Monumental, en un
día que se presentaba lluvioso hasta el momento en el Presidente Hinckley se
paró para hablar. Al concluir la reunión, la lluvia volvió a caer con fuerza.
Parte de la congregación reunida bajo la lluvia en el
Estadio Monumental esperando el inicio de la reunión.
El texto de su
mensaje en esta ocasión fue el siguiente:
“Es difícil creer lo que estoy viendo. Me han
dicho que hay cincuenta y tres mil de ustedes aquí. Tengo dificultad para
aguantarme las lágrimas. Me siento tan profundamente agradecido por su
presencia, por el gran esfuerzo que ha
hecho para estar aquí hoy día, por sus sacrificios para venir, por su
disposición a sentarse en el frío. Que el Señor les pueda bendecir por su amor
por Él.
Ahora
estamos aquí, ayer dedicamos un nuevo templo. Es una hermosa y magnífica
estructura. Es un templo hermano del que ustedes tienen aquí en Santiago y en
unos pocos meses más dedicaremos otro templo en Guayaquil, Ecuador.
Esta
tierra está siendo bendecida con santos templos. Tenemos uno en Santiago, uno
en Argentina, uno en Brasil, uno en Perú. Ahora uno en Bogotá, otro que está
por venir en Uruguay, otro viniendo en Venezuela, y dentro de poco
construiremos uno en Asunción, Paraguay, estamos construyendo uno en Bolivia.
Así que el tiempo no está muy distante cuando en cada nación de Sudamérica
excepto Guyana y Surinam habrá santas Casas del Señor para bendecir a la gente.
Y
yo hoy día quiero implorarles a ustedes que puedan vivir dignamente, para que puedan ir a la casa del
Señor y participar de las maravillosas
bendiciones que pueden tener solamente en ese lugar.
Nosotros
tenemos una cantidad grande de miembros devotos de la Iglesia acá que van al
Templo. Pero tenemos miles y decenas de miles que no van.
A
ustedes mis hermanos y hermanas, a
ustedes a quienes amo tanto, les suplico esta mañana que pongan sus vidas en
orden para que puedan calificar para
tener una recomendación para el Templo, para ir a la Casa del Señor, esta
hermosa casa en Santiago, para recibir las bendiciones que no pueden llegar a
ustedes en ningún otro lugar de toda esta gran nación.
Estaba
en el hospital de Salt Lake City un día, para administrar a un hombre y cuando
estaba saliendo de su cuarto, la enfermera se me acercó y me dijo “hay una
mujer al final del pasillo que necesita una bendición. Ella tiene 27 años de
edad, es la madre de una joven familia y tiene cáncer, y la verdad es que está
seriamente enferma”. Yo dije –espero que su esposo esté allí para asistirme,
para administrarle- y la enfermera dijo, “él está allí, pero no es digno para
asistir”. Ahora, mi hijo estaba conmigo así es que fuimos a su habitación y
mientras su esposo estaba sentado en una
silla, mi hijo la ungió y yo sellé la unción. Miré a ese hombre, su esposo, que
había sido muy descuidado en su forma de vivir, quien había sido miembro de la
Iglesia toda su vida, pero que no había valorado su membresía en la Iglesia lo
suficiente para poder calificar y poder llevar a su esposa a la Casa del Señor.
Y ahora, en ese momento de desesperada necesidad, él se sentó ahí, teniendo su
cabeza entre sus manos, llorando, orando, esperando que su esposa pudiera vivir
lo suficiente para poder llevarla a la Casa del Señor para que pudiera ser así
una familia para siempre.
Ahora
les pido a ustedes, aquí esta mañana, hermanos y hermanas, y niños, hermosos
niños y niñas. ¿Son suyos? ¿Están sellados a ustedes? ¿Serán suyos para
siempre, aún cuando la muerte les ataque?, ¿Serán suyos por tiempo y toda la
eternidad?. Mis hermanos y hermanas,
ustedes quienes no han estado en la Casa de Dios, yo les suplico esta mañana
con todo el poder que tengo, empiecen hoy a arrepentirse del pasado, para que
pongan sus vidas en orden, para que ustedes puedan ir allí y sellar a ustedes a
aquellos a quienes ustedes más aman y que son más queridos para ustedes. Dios
les bendiga, que Dios les bendiga para hacer esto.
Como
dijo Élder Nelson, participen de la Santa Cena, cada semana participen de la
Santa Cena. Congreguen a sus familias alrededor de ustedes para tener noches de
hogar. Léanles las escrituras, hablen con ellos, sean amistosos con ellos, oren
con ellos, acérquenlos a ustedes.
Paguen
sus diezmos, para que ustedes puedan ser elegibles para las bendiciones del
Señor. No sé como Él podría bendecirles si ustedes no viven dignamente de sus
bendiciones, si no le devuelven a Él un pequeño monto de aquello con lo que Él
les bendice.
Yo
estuve en China una ocasión, en Taiwan y escuché a un hombre compartir su
testimonio sobre el diezmo y dijo: mi esposa y yo fuimos a la Iglesia, los
misioneros nos habían enseñado, ellos nos enseñaron la ley de los diezmos y
fuimos bautizados. El día vino en que nosotros teníamos que pagar el diezmo y
mi esposa y yo debíamos ir al Presidente de la Rama y pagar nuestro diezmo, y
le dije a ella: no podemos, no tenemos suficiente dinero, nosotros no podemos
pagar el diezmo. Ella dijo: nosotros hicimos la promesa cuando nos unimos a la
Iglesia de que nosotros pagaríamos los diezmos, entonces oramos acerca de esto.
Entonces fuimos a nuestro pequeño dormitorio y nos arrodillamos y pedimos al
Señor que nos diera la fe para pagar los diezmos y que pudiéramos tener comida
para poder comer. Entonces solitariamente caminamos hasta la casa del
Presidente de la Rama y le presentamos nuestros diezmos y nos fuimos de regreso
a casa. Me volví a mi esposa y le dije: ahora no sé donde vamos a conseguir dinero para obtener arroz,
teníamos poco para la semana. La próxima semana fui a trabajar y mi jefe me
llamó a su oficina y me dijo: señor Lu, le he estado observando, usted ha sido
un muy buen empleado así es que le estoy dando un aumento de sueldo. Y él me
dio un sobre, y cuando fui a mi escritorio y abrí el sobre tenía exactamente la
misma cantidad de dinero que habíamos usado para pagar nuestros diezmos y fui
al Señor y lloré, lloré de agradecimiento al Señor por sus bendiciones sobre
nosotros.
Ahora
muchos años han pasado, ese hombre ahora
es viejo, aún sigue fiel, y él aún comparte este mismo testimonio, él ha sido
prosperado por el Señor y ha sido bendecido
en forma maravillosa.
Hermanos,
pongan su fe en Dios, pongan su confianza en el Señor, Él es quien hace la
promesa que abrirá las ventanas de los cielos y derramará bendiciones hasta que
no habrá lugar para recibirlas.
Ahora,
eso no significa que todos nos vamos a hacer ricos, pero significa que seremos
bendecidos por el Señor.
Veo
que hay un anuncio aquí en este estadio que dice “Just do it” (sólo hazlo),
sólo háganlo, confíen en el Señor.
Yo
siento que debo prometerles a ustedes que Él les bendecirá y que serán abiertas
a ustedes las puertas del Templo del Señor para que ustedes puedan ir allí y
disfrutar de estas ricas y grandes bendiciones y ustedes serán unidos para
siempre como familia, como esposos y esposas, como padres e hijos, viviendo
juntos en amor y respeto los unos por los otros.
Bueno es suficiente por ahora, el hermano
Rodolfo Acevedo escribió un informe acerca de que yo vine aquí el año 1969, las
montañas estaban secas, había existido en ese tiempo una terrible sequía en
Chile, que no había habido lluvia por un tiempo muy largo y yo estuve en esa
ocasión para dedicar una capilla en La
Cisterna. Durante la dedicación yo oré y pedí al Señor por humedad y más tarde
en la misma semana dediqué otro edificio en Talcahuano, allí también rogué al
Señor por lluvia. Había llovido escasamente durante dos años. Ahora estas son
las palabras del Hermano Acevedo: “al día siguiente de la visita del Presidente
Hinckley, la lluvia comenzó a caer desde el Sur de Chile. Las nubes comenzaron
a moverse hacia el Norte trayendo la ansiada lluvia a todo el país, aún a
Antofagasta llegó, donde la lluvia es bastante escasa, hubo dos lluvias
torrentosas”. En Concepción la lluvia duró por treinta días y los santos
sugirieron que yo regresara para que la
lluvia parara. El hermano Acevedo dice que la lluvia fue la respuesta a la fe y
oraciones.
Yo recuerdo esa ocasión hace treinta
años atrás, recuerdo haber rogado por lluvia, y recuerdo reportes que la lluvia
cayó sobre la tierra. Yo creo que fue una respuesta a la fe y oraciones de los
Santos de los Últimos Días, entonces muy pocos, su fe vino para bendecir a toda
la nación.
Y
me gustaría decirles a ustedes, que si ustedes viven el Evangelio, si ustedes
viven en fe, si ustedes hacen lo que deben hacer, no sólo ustedes serán
bendecidos, sino que todo este pueblo será bendecido, porque el Dios de los
cielos sonreirá con amor para ustedes y a la tierra donde ustedes moran.
Ahora, yo he estado viniendo por
varios años. Yo organicé la primera estaca aquí en 1972, vine aquí para
organizar lo que los hermanos consideraban
lo suficientemente grande para organizar una estaca, pero en el proceso
de organizar esa estaca yo entrevisté a todos los hermanos, todos los líderes
del sacerdocio y encontré que no estaban pagando sus diezmos, eso fue el sábado
y no sabía que hacer. Oré esa noche en la vieja casa de la Misión en Las
Condes, pidiendo guía al Señor para saber que hacer. En la próxima mañana
cuando nos reunimos en la capilla de Ñuñoa, tristemente le dije a la gente que
había venido para organizar una estaca, pero que había encontrado que no
estaban pagando sus diezmos, y que no estaban listos…Volví…y les entrevisté
nuevamente, y descubrí que la fe había reemplazado la duda y que la gente
estaba pagando sus diezmos y nosotros organizamos la estaca, con el Hermano
Carlos Cifuentes como su Presidente, un hombre muy humilde y maravilloso que
fue llamado para presidir sobre esta estaca de Sión y el Hermano Jaramillo,
quien ofreció la primera oración esta mañana, como uno de sus consejeros,
hombres de fe. Ahora al ver al hermano Jaramillo hoy día me maravillo como él
ha crecido en la Iglesia, un buen y gran líder, un hombre de gran fe.
Ahora
hermanos míos, sean verdaderos con el Señor, Él es su fuerza, Él es su
salvación. Es Él quien puede bendecirlos, es Él quien desea bendecirlos.
Búsquenlo a Él por cada don y cada bendición. Arrodíllense y oren, y párense en
sus pies y hagan su voluntad y pongan su confianza y fe en Él que Dios les
bendecirá. Yo, como sirviente de Él les hago esa promesa. Sólo háganlo.
Pronto
tendremos que dejarlos para ir a Bogotá, para poder terminar con la dedicación
del Templo. La verdad es que no puedo dejar esta gran congregación, hay algo
maravilloso en su presencia aquí, suficiente para hacerlo llorar a uno.
Gracias, gracias por venir. Soy un hombre viejo, viajo por todo el mundo por el
interés de esta obra, por muchos años e ido regresando entre los Santos de los
Últimos Días bajo la autoridad del Santo Apostolado, y como he llegado a
amarlos. No me interesa el color de su piel, no me importa la forma de sus
ojos, no me interesa la lengua que hablen, sólo me interesa su bondad, su
fidelidad, el amor que tengan por el Señor.
Sean buenos, sean amables unos a otros.
Padres honren su sacerdocio, amen y traten bien a sus esposas. Esposas amen a
sus esposos y ayúdenlos, ellos necesitan ayuda.
Padres sean amables con sus hijos,
no necesitan recriminarlos o pegarles, sólo necesitan amarlos y orar con ellos
y ellos serán buenos y ustedes se sentirán orgullosos de ellos al verlos crecer
como fieles Santos de los Últimos Días.
Sean
honestos en todo lo que hacen, no roben, no hagan trampas. Hagan todas las
cosas con honradez con sus vecinos, con sus empleadores, con todos los que se
asocian. Nosotros creemos en ser honestos y ser verdaderos y virtuosos y
buenos.
Dios
les bendiga, dejo mi oración con ustedes, dejo mi bendición sobre ustedes. No
sé si alguna vez podré regresar aquí
nuevamente. Así lo espero, pero cada año se me vuelve más difícil viajar al
ponerme más viejo. Voy a tener ochenta y nueve años de edad en junio y cuando
ustedes llegan a ser así de viejos,
nunca saben cuanto van a durar. Pero
siempre voy a llevar conmigo amor en mi corazón por la grandiosa, buena,
maravillosa y humilde gente que he conocido aquí en Chile, en esta gran ciudad
de Santiago, aún hasta más al Sur de Concepción donde el viento corre tan
fuerte, y todo hacia el Norte a través de todas las grandes tierras del
desierto. Entre aquí y Antofagasta y aún hasta Arica. Que las bendiciones del
cielo puedan estar sobre ustedes, y que pueda haber paz, amor, bondad en sus
corazones, y que el amor del Salvador esté siempre con ustedes.
Recuerden y nunca olviden, que Dios está en los cielos, que Él es su
Padre y mi Padre, y que Él es el Padre de su Unigénito en la carne, el Señor
Jesucristo quien vivió y murió por cada uno de nosotros y después de muchos
años de apostasía desde que Él había resucitado de los muertos; ellos, el Padre
y el Hijo, aparecieron nuevamente y el velo se descorrió. En esta dispensación
del cumplimiento de los tiempos, trajo de vuelta el Sacerdocio con todo su
poder, dones y autoridad y la verdadera Iglesia del Señor que lleva Su
santo nombre, aún el nombre de
Jesucristo, es el deseo del Padre bendecirnos y nosotros debemos poner nuestra
confianza en Él. Una vez más, sólo háganlo (“Just do it”), sólo háganlo. Dios
les bendiga, Dios esté con ustedes hasta que nos veamos otra vez, sólo háganlo.
Que Dios esté con ustedes hasta que nos veamos nuevamente. Les dejo mi
testimonio, les dejo mi propio testimonio, les dejo mi bendición, les dejo mi
amor. En el nombre de Jesucristo, amén”
El Presidente Hinckley y su
esposa Marjorie tras su visita a Chile en 1999 se dirigen al avión que los
llevará de regreso a Colombia, para seguir participando en las ceremonias de la
dedicación del Templo de Bogotá.
Su Último Adiós a Chile
Por Rodolfo Acevedo A.
Autoridades
en el sitio del Templo.
Diversos hechos precedieron la
última visita del Presidente Gordon B. Hinckley a nuestro país en el año 2006,
visita que sería la última que realizara a esta tierra de “promisión y
profecía”.
Entre los acontecimientos destacados
estuvo la remodelación y ampliación del Templo de Santiago, con sus trabajos y
posterior actividad de Puertas abiertas, previa a las ceremonias de
re-dedicación.
Al concluirse los trabajos de
ampliación y remodelación del templo de Santiago fueron miles las personas que
visitaron y recorrieron sus instalaciones.
Trabajos
en el sitio de la nueva pila bautismal del Templo de Santiago.
El
lugar de la Pila Bautismal.
Trabajos
de remodelación del Templo de Santiago.
El Templo
de Santiago ya remodelado
Las Puertas Abiertas
Visita
de hermanos Ecuatorianos en las Puertas Abiertas del Templo de Santiago
Una
larga fila para entrar al Templo
El Presidente Hinckley y su
presencia en el Evento Cultural.
El día antes de la re-dedicación del Templo de
Santiago los jóvenes de diversas estacas de Chile presentaron al Profeta un
espectáculo musical folklórico de Chile.
Fue esta una experiencia hermosa e inolvidable.
Jóvenes
participantes del Evento Cultural
Las
Autoridades en el estrado observan a la multitud reunida en el estadio.
Los pañuelos blancos de la
despedida llegaron a convertirse en un símbolo, una señal de afecto que comenzó
en Chile, según quedó reflejado en un artículo del New York Time.
El
domingo 12 de marzo de 2006 el Presidente Gordon B. Hinckley ofreció la oración
dedicatoria y re-dedicatoria del Templo de Santiago, sería esta también la última
bendición directa dada por un profeta a los Santos chilenos en su propia
tierra, concluiré este relato en honor del Profeta Gordon B. Hinckley, que ha
partido con un extracto de su oración dedicatoria ofrecida en el Templo de
Santiago de Chile:
“Hace
veintidós años y medio, dedicamos y consagramos ésta, Tu Santa Casa. Durante
esos años, una obra grande y maravillosa se ha llevado a cabo aquí. Millares han recibido las bendiciones y las
ordenanzas que se brindan en Tus Templos. Grandes números de los que están al
otro lado del velo de la muerte han venido a ser los beneficiarios de las
sagradas ordenanzas de la casa del Señor. Se han efectuado bautismos
vicariamente por los muertos a fin de que puedan seguir adelante por el camino
que conduce a “la inmortalidad y la vida eterna”.
Todo eso se ha realizado conforme a
las revelaciones dadas a Tu instrumento escogido, el profeta José Smith.
Esta sagrada casa ha sido renovada,
redecorada y ampliada, y se ha hecho más hermosa y adecuada para los fines para
los que fue prevista.
Actuando en el nombre de Jesucristo,
y con la autoridad del Santo Sacerdocio que se nos ha conferido, dedicamos, re-dedicamos
y consagramos a Ti, nuestro Padre y nuestro Dios, y a Tu Hijo Amado, nuestro
Salvador y Redentor, éste, el Templo de Santiago, Chile, de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
Bendice
Tu obra en esta gran nación de Chile. Suplicamos que sus ciudadanos disfruten
de las bendiciones de la libertad. Rogamos que Tu obra crezca en fortaleza y en
poder, así como en tamaño y en dimensión. Imploramos que las estacas de Sión
sean halladas por todas partes en el país desde el extremo Sur hasta el extremo
Norte”
Gracias
Presidente Hinckley por vuestra preocupación y cuidado por nosotros, que el
Señor le bendiga junto a sus seres más queridos con quienes se ha vuelto a
reencontrar al otro lado del velo, y
también junto a los grandes líderes de las diferentes dispensaciones del Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo.
Nuestra
felicidad es que usted está bien, está feliz junto a su querida esposa Marjorie
y con una gran y maravillosa obra cumplida en la tierra, y como sucede entre
los grande amigos, aún cuando estemos
lejos y no nos volvamos a ver en esta vida mortal, el día de nuestro
reencuentro será como si siempre hubiésemos estado juntos, como si nunca nos
hubiésemos separado. “Muchas Gracias Presidente Hinckley”.