sábado, 31 de mayo de 2025

EL ÉLDER PARLEY P. PRATT ARRIBÓ A CHILE EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1851

 

EL ÉLDER PARLEY P. PRATT

ARRIBÓ A CHILE

EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1851

 Por Rodolfo Acevedo 



            Un hecho notable en nuestra historia como Iglesia en Chile lo constituye sin duda la visita del Élder Parley P. Prat a nuestro país en el temprano año de 1851, hundiendo de esta manera las raíces de nuestra propia historia hasta los días pioneros de la restauración de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en esta dispensación del cumplimiento de los tiempos.

            Interesante resulta señalar que ya en 1849 el presidente Brigham Young había hecho una mención de Chile y de la posibilidad de traer el evangelio restaurado a esta nuestra larga y angosta faja de tierra que se ubica en el extremo suroccidental de la América del Sur, muy lejos de las Montañas Rocosas. El siguiente texto es revelador: “el Presidente Young le dijo a Parley P. Pratt que él deseaba que visitara Chile en su ruta”  [Journal History of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, May 27, 1849, 2]

En el invierno de 1848 el Élder Pratt había sido llamado por la Primera Presidencia y apartado para hacerse cargo de una Misión General al Pacíficopara abrir la puerta y proclamar el evangelio en las islas del Pacífico, en la Baja California, y en Sudamérica”.

            Para el cumplimiento de esta misión, en su autobiografía el Élder Pratt escribió: “Salí de la ciudad del Gran Lago Salado para el Pacífico, en una misión a sus islas y costas, siendo comisionado y apartado para ese trabajo por la Primera Presidencia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Capi 47.

            Este llamamiento y su gran interés para que el evangelio restaurado fuera predicado a las naciones Lamanitas de Sudamérica traerían finalmente al Presidente de la Misión del Pacífico desde San Francisco de California  hasta Valparaíso,  Chile.

Sept. 5. – Zarpé para Valparaíso; Chile, a bordo de la barca Henry Kelsey. Después de un tedioso y desagradable viaje de sesenta y cuatro días, llegué a salvo a Valparaíso, el 8 de noviembre, acompañado de mi esposa y del Élder Rufus Allen, todos con tolerable  salud.

            Encontré al país en un estado de guerra civil, la mayor parte de los negocios en un punto muerto - y los corazones de los hombres debilitados por el temor.

            Entonces terminé la siguiente carta que había comenzado en el mar:

 

                                            BARCO “HENRY KELSEY,” OCEANO PACÍFICO,

                                                                                                                                  Lat. 24 N., Lon. 115 W.,

Sept 15, 1851.

 

            Querida Familia:- Aquí estamos sobre las profundidades, con rumbo a Chile, S.A.- Phoebe, R. Allen y yo. Salimos de San Francisco el día 5 del corriente. Hemos tenido buen tiempo, exceptuando tres días, en los cuales estuvimos encalmados; y hemos navegado más de once mil millas. Nosotros estamos ahora avanzando ante el viento unas siete millas por hora. Todos nos hemos mareado, y no nos hemos recobrado completamente. Somos los únicos pasajeros, y tenemos la cabina a nuestra disposición, excepto durante las comidas. Estudiamos español cada día. Es un hermoso idioma, y maravillosamente adaptado a la simplicidad de los Lamanitas. Espero perfeccionarlo durante el viaje y en unos pocos meses de residencia entre los chilenos.

           

 

            Pagamos sesenta dólares por viajar en la cabina, con comida y alojamiento. Esperamos estar dos meses navegando.

 

 

Valparaíso, 1845. Dibujo de Rugendas.

 

            Octubre 5 – Costas del Perú, S.A., lat. 3 grad, 30 m. S. Un mes hemos pasado sobre el océano; con mucho viento en contra, algunas calmas, y más o menos algunos mareos nos han afectado por turnos hasta este momento. No hemos sido capaces de leer, escribir, o estudiar mucho, por lo tanto el tiempo ha pasado realmente en una forma muy tediosa.

            Tenemos a un avaro por capitán quien piensa más en su moneda de seis peniques que en nuestras vidas o aún en la suya propia. Él no permite que el mayordomo cocine papas, pan, pastel, budines o cualquier otro alimento saludable, sino que nos mantiene con pan duro enmohecido, lleno de bichos y gusanos, charqui y cerdo - el cerdo está podrido. Él tiene harina, papas y buen cerdo, pero no permite que sea usado; así usted podrá darse cuenta fácilmente de que nos encontramos en una muy incómoda situación.

            La tarde anterior estuvimos a punto de naufragar, habiendo navegado cerca de la tierra sin saberlo, cuando cayó la calma. El barco se hizo inmanejable, y cambió su dirección hacia la orilla, pero echamos ancla y esperamos la luz del amanecer, y cuando conseguimos aligerar el peso con mucho trabajo, se pudo hacer otra vez a la mar.

 

HOTEL FRANCÉS, Valparaíso, Chile, S.A.

Noviembre 9.

 

     Queridos amigos: Después de un muy desagradable y tedioso viaje de sesenta y cuatro días hemos al fin arribado a puerto, en tolerable condición de salud. Llegamos ayer al mediodía, y nos hospedamos y tomamos pensión completa en el Hotel Francés, donde tenemos una gran variedad de buena comida, y un salón principal para nosotros - el precio es de cuatro dólares diarios por los tres. El propietario habla francés, el recepcionista francés, con un poco de inglés, la dueña de casa alemán, el camarero español, y nosotros inglés con un poco de español.

            Son estas las primeras palabras del Élder Pratt refiriéndose a su arribo a Chile, el año 2006 visité san Francisco de California y estuve parado en una de sus colinas mirando hacia el puerto e imaginándome a la Barca Henry Kelsey abandonando la bahía con sus tres pasajeros, los primeros tres misioneros  mormones que viajaban hacia Chile a mediados del siglo XIX.

            Desde ese tiempo mucho ha pasado y hoy día el sueño del Élder Pratt de que el evangelio estuviera entre nuestro pueblo es una feliz realidad, con las escrituras en español, con un templo y otro anunciado, con nueve misiones de la Iglesia en Chile, con estacas y Santos de los Últimos Días esparcidos por todo nuestro largo territorio y participando en todas las actividades del quehacer nacional. Nuestra tierra está floreciendo como la Rosa y sin duda que el Élder Pratt está feliz por ello. Bienvenido Élder Pratt a nuestro Bicentenario.

 

           

 

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