EL ÉLDER PARLEY P. PRATT
ARRIBÓ A CHILE
EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1851
Un hecho notable en nuestra historia
como Iglesia en Chile lo constituye sin duda la visita del Élder Parley P. Prat
a nuestro país en el temprano año de 1851, hundiendo de esta manera las raíces
de nuestra propia historia hasta los días pioneros de la restauración de la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en esta dispensación
del cumplimiento de los tiempos.
Interesante resulta señalar que ya
en 1849 el presidente Brigham Young había hecho una mención de Chile y de la
posibilidad de traer el evangelio restaurado a esta nuestra larga y angosta
faja de tierra que se ubica en el extremo suroccidental de la América del Sur,
muy lejos de las Montañas Rocosas. El siguiente texto es revelador: “el
Presidente Young le dijo a Parley P. Pratt que él deseaba que visitara Chile en
su ruta” [Journal History of the
Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, May 27, 1849, 2]
En el invierno de 1848 el Élder Pratt había
sido llamado por la Primera Presidencia y apartado para hacerse cargo de una
Misión General al Pacífico “para abrir la puerta y proclamar
el evangelio en las islas del Pacífico, en la Baja California, y en Sudamérica”.
Para el cumplimiento de esta misión,
en su autobiografía el Élder Pratt escribió: “Salí de la ciudad del Gran Lago Salado para el
Pacífico, en una misión a sus islas y costas, siendo comisionado y apartado
para ese trabajo por la Primera Presidencia de la Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días”. Capi 47.
Este llamamiento y su
gran interés para que el evangelio restaurado fuera predicado a las naciones Lamanitas
de Sudamérica traerían finalmente al Presidente de la Misión del Pacífico desde
San Francisco de California hasta
Valparaíso, Chile.
Sept.
5. – Zarpé para Valparaíso; Chile, a bordo de la barca Henry Kelsey. Después de
un tedioso y desagradable viaje de sesenta y cuatro días, llegué a salvo a
Valparaíso, el 8 de noviembre, acompañado de mi esposa y del Élder Rufus Allen,
todos con tolerable salud.
Encontré al país en un estado de
guerra civil, la mayor parte de los negocios en un punto muerto - y los
corazones de los hombres debilitados por el temor.
Entonces
terminé la siguiente carta que había comenzado en el mar:
BARCO
“HENRY KELSEY,” OCEANO PACÍFICO,
Lat.
24 N., Lon. 115 W.,
Sept
15, 1851.
Querida Familia:- Aquí estamos
sobre las profundidades, con rumbo a Chile, S.A.- Phoebe, R. Allen y yo.
Salimos de San Francisco el día 5 del corriente. Hemos tenido buen tiempo,
exceptuando tres días, en los cuales estuvimos encalmados; y hemos navegado más
de once mil millas. Nosotros estamos ahora avanzando ante el viento unas siete
millas por hora. Todos nos hemos mareado, y no nos hemos recobrado
completamente. Somos los únicos pasajeros, y tenemos la cabina a nuestra
disposición, excepto durante las comidas. Estudiamos español cada día. Es un
hermoso idioma, y maravillosamente adaptado a la simplicidad de los Lamanitas.
Espero perfeccionarlo durante el viaje y en unos pocos meses de residencia
entre los chilenos.
Pagamos sesenta dólares por viajar en la cabina, con
comida y alojamiento. Esperamos estar dos meses navegando.
Valparaíso, 1845. Dibujo de Rugendas.
Octubre 5 – Costas del Perú, S.A., lat. 3 grad, 30 m. S.
Un mes hemos pasado sobre el océano; con mucho viento en contra, algunas
calmas, y más o menos algunos mareos nos han afectado por turnos hasta este
momento. No hemos sido capaces de leer, escribir, o estudiar mucho, por lo
tanto el tiempo ha pasado realmente en una forma muy tediosa.
Tenemos a un avaro por capitán quien piensa más en su
moneda de seis peniques que en nuestras vidas o aún en la suya propia. Él no
permite que el mayordomo cocine papas, pan, pastel, budines o cualquier otro
alimento saludable, sino que nos mantiene con pan duro enmohecido, lleno de
bichos y gusanos, charqui y cerdo - el cerdo está podrido. Él tiene harina,
papas y buen cerdo, pero no permite que sea usado; así usted podrá darse cuenta
fácilmente de que nos encontramos en una muy incómoda situación.
La tarde anterior estuvimos a punto de naufragar,
habiendo navegado cerca de la tierra sin saberlo, cuando cayó la calma. El
barco se hizo inmanejable, y cambió su dirección hacia la orilla, pero echamos
ancla y esperamos la luz del amanecer, y cuando conseguimos aligerar el peso
con mucho trabajo, se pudo hacer otra vez a la mar.
HOTEL FRANCÉS,
Valparaíso, Chile, S.A.
Noviembre 9.
Queridos amigos: Después de un muy
desagradable y tedioso viaje de sesenta y cuatro días hemos al fin arribado a
puerto, en tolerable condición de salud. Llegamos ayer al mediodía, y nos
hospedamos y tomamos pensión completa en el Hotel Francés, donde tenemos una
gran variedad de buena comida, y un salón principal para nosotros - el precio
es de cuatro dólares diarios por los tres. El propietario habla francés, el
recepcionista francés, con un poco de inglés, la dueña de casa alemán, el
camarero español, y nosotros inglés con un poco de español.
Son estas las primeras
palabras del Élder Pratt refiriéndose a su arribo a Chile, el año 2006 visité
san Francisco de California y estuve parado en una de sus colinas mirando hacia
el puerto e imaginándome a la Barca Henry Kelsey abandonando la bahía con sus
tres pasajeros, los primeros tres misioneros
mormones que viajaban hacia Chile a mediados del siglo XIX.
Desde ese tiempo mucho
ha pasado y hoy día el sueño del Élder Pratt de que el evangelio estuviera
entre nuestro pueblo es una feliz realidad, con las escrituras en español, con
un templo y otro anunciado, con nueve misiones de la Iglesia en Chile, con estacas
y Santos de los Últimos Días esparcidos por todo nuestro largo territorio y
participando en todas las actividades del quehacer nacional. Nuestra tierra
está floreciendo como la Rosa y sin duda que el Élder Pratt está feliz por
ello. Bienvenido Élder Pratt a nuestro Bicentenario.