Mostrando entradas con la etiqueta Algo muy Bueno. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Algo muy Bueno. Mostrar todas las entradas

sábado, 10 de mayo de 2025

Es bueno mirar al pasado para ganar aprecio por el presente y perspectiva para el futuro.

 

"Es bueno mirar al pasado para ganar aprecio por el presente y perspectiva para el futuro."

Gordon B. Hinckley.

 

 Por el Historiador Rodolfo Acevedo

Puente Alto, Chile.

13 de junio de 2007

 

            Cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos inició sus actividades proselitistas en nuestro país de Chile en el mes de junio de 1956, lo hizo como un Distrito dependiente de la Misión Argentina, país de donde fueron enviados los primeros misioneros a esta tierra con el fin de establecerla definitivamente entre nosotros.

            La “Iglesia Mormona” como también comúnmente se conoce a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ya tenía poco más de treinta años de establecida en el país trasandino, habiéndose establecido en las márgenes del Río de la Plata en el mes de diciembre de 1925, cuando llegaron a sus costas atlánticas tres misioneros procedentes de los Estados Unidos de Norteamérica, a saber los élderes Melvin J. Ballard, Ray Lucero Pratt y Rulon S. Wells

 

 

Élder Melvin J. Ballard

 

“Había pocos miembros en Latinoamerica, cuando en 1925 la Misión Sudamericana fue oficialmente abierta. Esto resultó de una invitación para trabajar con inmigrantes alemanes en Argentina, más bien que del optimismo de que la obra misional entre la gente de habla hispana prospera. Después de la I Guerra Mundial las familias Friedrichs y Hoppe, quienes se habían unido a la Iglesia en Alemania, emigraron a la Argentina. Ellos pronto comenzaron a compartir el evangelio con otras familias Alemanas y en 1924 escribieron a la Primera Presidencia pidiendo por misioneros para ayudar en la obra misional y en otras actividades de la Iglesia. Su pedido fue favorablemente recibido, y en 1925 Élder Melvin J. Ballard del Concilio de los Doce fue enviado a Argentina como presidente de la nueva Misión Sudamericana. Rulon S. Wells y Rey L. Pratt del Primer Concilio de los Setenta le acompañaron. Élder Wells hablaba Alemán y Élder Pratt era fluente en Español. Su éxito fue limitado, aún cuando ellos bautizaron a algunas personas alemanas ya convertidas por Wilhelm Friedrichs y otros. Ellos salieron después de seis meses, dejando a un converso Alemán, Reinhold Stoof, a cargo.

 

 

 

Parque 3 de febrero, Buenos Aires. Argentina.

Lugar donde la Misión Sudamericana fue dedicada el día 25 de diciembre de 1925

De izq a der., Reinhold Stoof, Ella Stoof, Melvin J. Ballard, Rey L. Pratt, J. Vernon Sharp.

(Foto de Waldo Stoddart)

 

Los inicios de la obra misional en Latinoamérica fueron testigos de un momento solemne que ocurrió como un hermoso regalo de Navidad en el Parque Tres de Febrero en la Capital Argentina al ser dedicada la tierra de Sudamerica para predicación del evangelio, acontecimiento que ha llegado descrito a nosotros en una manera inspirada:

 

“Temprano en la mañana de Navidad (1925) en un hermosamente calido y soleado día de verano, los Élders Melvin J. Ballard, Rulon S. Wells, y Rey L. Pratt viajaron al parque Tres de Febrero cerca de las orillas del Río de La Plata, para tener una muy especial reunión. Ellos sought soledad en un bosque de willow trees, y a las  siete a.m. comenzaron los servicios dedicatorios para la apertura official de un continente para la predicación del evangelio de Él cuyo nacimiento el mundo Cristiano estaba celebrando ese día. Antes del ofrecimiento de la oración dedicatoria, ellos cantaron: “The Morming Breaks,” “Hail to the Brightness,” y “An Angel form on Higt.”[1]

El Presidente Pratt leyó del Libro de Mormón (1° Nefi 13, 2° Nefi 31 y 3 Nefi 21). El President Wells leyó Génesis 29: 22 al 26, y Élder Ballard ofreció la oración dedicatoria, después de lo cual ellos cantaron: “Praise to the Man.” Cada uno de los hermanos habló brevemente concerniente a su misión y de su voluntad de hacer lo mejor para establecer la obra, ellos también hablaron de su perfecto amor del uno para con el otro y por la obra del Señor. Ellos se bendijeron el uno al otro, y sintieron que como resultado de la apertura de esta misión, muchos Europeos en esta tierra recibirían el evangelio, pero que finalmente la gran importancia de esta misión sería para los Indios,  los descendientes del Padre Lehi. La oración ofrecida esa mañana de Navidad de 1925 es la siguiente:

“Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre. En el nombre de Jesucristo, tu amado Hijo, nosotros, tus siervos, nos acercamos a ti en esta mañana de Navidad de este lugar retirado de la ciudad de Buenos Aires, en una tierra muy distante de nuestro hogar en las montañas, pero en un país que ha sido llamado como parte de Sión…”

            “Estamos agradecidos por haber sido elegidos por tu siervo, Presidente Heber J. Grant, para venir a esta gran tierra de Sudamérica para abrir la puerta para la predicación del evangelio a Israel que ha sido dispersada entre las naciones gentiles, muchos de los cuales, influenciados por el espíritu de recogimiento se han reunido en esta tierra”.

            “Derrama tu espíritu en sus corazones, de que ellos puedan recibirnos como verdaderos mensajeros de Dios para salvación. Ayúdanos a obrar con el mismo espíritu en nosotros, el cual El tuvo –quien amó al hombre de tal modo que murió por el- que podamos eficazmente “llamar, persuadir, invitar” al hombre a venir a Cristo. Te agradecemos por los pocos de aquellos que nos han recibido y por aquellos que hemos tenido el gozo de llevar a las aguas del bautismo en esta tierra, que son los primeros frutos de esta gloriosa cosecha”.

            Rogamos que podamos tener la oportunidad de presentar a la gente el mensaje, el cual tú nos has enviado a entregar, que ángeles enviados por ti han visitado la tierra en esta dispensación, trayendo al hombre otra vez el evangelio eterno; de que Juan el Bautista visitó a José Smith, sobre el cual confirió la autoridad de bautizar; que Pedro, Santiago y Juan lo ordenaron apóstol del Señor Jesucristo, y lo invistieron con las llaves del Santo Sacerdocio, con autoridad para bendecir con fuego y con el Espíritu Santo para organizar la Iglesia de Jesucristo otra vez en la tierra; y que Moroni, nuestro antiguo profeta de las Américas visitó a José Smith y entregó en sus manos las planchas que contenían una historia de los primeros habitantes de estas tierras. Y  que por tus poderes José Smith tradujo los caracteres sobre las planchas de las cuales obtuvo el Libro de Mormón; y de que fue visitado por ti y tu amado Hijo quien confió a las manos de José una grande y nueva dispensación del evangelio para todo ser. Estamos agradecidos de ser los portadores de estas buenas nuevas para las gente de las naciones de Sudamérica, y también rogamos que podamos ver el comienzo del cumplimiento de las promesas contenidas en el Libro de Mormón para los indígenas de esta tierra, quienes son descendientes de Lehi, millones de los cuales residen en este país, quienes han sido por mucho tiempo pisoteados y han sobrellevado mucha aflicción y sufrido por el pecado y las transgresiones que aún los profetas del Libro de Mormón predijeron. Tu inspirasteis a estos profetas a que prometieran a a sus descendientes que tú sacarías a luz en los últimos días los registros de sus padres, y que cuando estos registros fueran presentados a sus hijos, ellos comenzarían a creer y a arrepentirse y aceptar tu Evangelio y cuando ellos hicieran esto, tu misericordia volvería a ellos y que entonces tu recordarías las promesas hechas a sus padres, que si sus descendientes se arrepintieran y recibieran el evangelio comenzarían a prosperar y ser bendecidos sobre la tierra y nuevamente se volverían una gente blanca y deleitable”.

            “Oh, Padre, permite que tu espíritu obre sobre ellos y manifieste la verdad de estas cosas a ellos, como nosotros y tus siervos atestiguarán de las promesas previas a esta rama de la casa de Israel”.

            “Padre, bendice tu Iglesia en toda la tierra, continúa guiando a aquellos a quienes tú has llamado para dirigirla, con la sabiduría y poder de llevarla adelante para cumplir su gran misión en la tierra”.

            “Sostén a tus siervos que trabajan como misioneros en todas partes del mundo, que puedan tener la oportunidad y poder de advertir a todos lo hombres que la hora del juicio se acerca y de que tu has ofrecido a través del evangelio un medio de escapar de las calamidades que vendrán sobre toda carne a menos que se arrepientan”.

            “Recuerda en misericordia la esperanza de Israel, la juventud de tu Iglesia que deberán sobrellevar las responsabilidades del futuro, que ellos puedan mantenerse limpios y puros de los pecados del mundo, de que puedan ser hallados dignos de su herencia y llegar a su glorioso destino”.

            “Bendice a aquellos que son sus pastores, los vigías sobre las torres de Zión, que puedan guardar bien el rebaño y ser capaces de alimentar con el pan de vida a las ovejas y los corderos…”

            “Bendice los presidentes, gobernantes y los líderes de estos países de Sudamérica, que ellos puedan recibirlos con bondad y darnos permiso para abrir las puertas de salvación a la gente de estas tierras; que sean bendecidos al administrar los asuntos de sus varios llamamientos, que la gran buena voluntad hacia la gente y que la paz pueda estar sobre los valientes libertadores de estas tierras; que la rectitud puede obtener plena libertad para la prédica de tu evangelio”.

            Detén el poder del mal, para que no triunfe sobre tu obra, para que todos tus enemigos sean sujetos a tu voluntad y tu verdad triunfe”.

            “Y ahora, Oh Padre, por la autoridad de la bendición y llamamiento del Presidente de la Iglesia y por la autoridad del Santo Apostolado que tengo doy vuelta las llaves y abro la puerta para la prédica del evangelio en todas estas naciones Sudamericanas y reprendo y ordeno que cada poder que pueda oponerse a la predicación del evangelio en estas tierras sea detenido, y bendecimos y dedicamos estas naciones en esta tierra para la predicación de tu evangelio y hacemos todo esto para que la salvación pueda llegar a todo hombre y que tu nombre sea honrado y glorificado en esta parte de la tierra de Sión”.

            “Ayúdanos a traer hombres a ti y a tu Hijo, y apurar el día cuando Él venga a gobernar como Rey de Reyes y Señor de Señores. Y para todos, tus bendiciones, las cuales traerán éxito a nuestras labores, y atribuiremos honor y poder y gloria a ti por siempre y siempre, Amén”.

 

Élder Stoof, el sucesor del Élder Ballard en la presidencia de la Misión Sudamericana, visitó el sur de Brasil en 1927 y después asignó misioneros permanentes entre las colonias alemanas allí. La Iglesia virtualmente no había tenido éxito entre la población hispano parlante en este período. Para 1930 había 751 miembros en Argentina y Brazil, practicamente todos alemanes. Solo después de la II Guerra Mundial había una expansión substancial en Sudamerica[2].

Esta expansión que traería finalmente el evangelio restaurado a Chile, había sido sin embargo profetizada por el propio Élder Ballard quien poco antes de salir de Argentina en una reunión de testimonios el día 4 de julio de 1926 profetizó que:     

 

“La obra del Señor se llevará a cabo aquí en forma lenta por cierto tiempo, tal como un roble crece lentamente desde una bellota. No florecerá en un día como el girasol, que se desarrolla rápidamente y luego muere, pues miles se unirán a la Iglesia. Esta tierra será dividida en más de una misión y llegará a ser una de las más fuertes del reino. La obra es ahora muy pequeña aquí, pero vendrá el día en que los Lamanitas de esta tierra tendrán su oportunidad. La Misión Sudamericana será una potencia en la Iglesia”.[1],

            Un antecedente del establecimiento de la Iglesia en Chile fue el viaje que hizo a nuestra tierra el propio Presidente de la Iglesia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a saber el Élder David O’Mackay quien llegó a Santiago en febrero de 1954.

 

 

President David O’McKay

 

Pocas personas en Chile sabían del acto de fe de tres misioneros mormones que habían visitado nuestro país a fines de 1851 y principios de 1852 en el siglo XIX  y ahora a exactamente 100 años de esa primera visita un profeta del Señor pisaba tierra chilena

Por lo tanto “el próximo acto de fe en Chile vino un siglo después en 1952 cuando la familia de William Fotheringham se cambió a Santiago. Un ejecutivo de la Eastman Kodak Company, el Hermano Fotheringham comenzó a tener correspondencia con el Presidente David O. McKay, quien lo visitó en 1954”.[3]

Por aquellos días se consideraba a la familia Fotheringham como los únicos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días viviendo en Chile, agregando a este antecedente el historiador de la misión por aquellos días lo siguiente:

“El Hermano William Fotheringham era el representante de la Eastman Kodak Co. Cuando se cambió con su familia a Santiago la capital de Chile, en 1952. Siendo un miembro activo de la Iglesia estaba naturalmente interesado en hacer lo que él pudiera para establecer el evangelio donde estaba. Como resultado de su correspondencia con las autoridades generales sobre la posibilidad de enviar misioneros a Chile, el mismo presidente David O’ Mckay visitó Santiago durante un viaje a Sudamérica en 1954”.

Por su parte y como una huella de su paso por Chile, el diario “El Mercurio” de Santiago en su edición del día lunes 8 de febrero de 1954, nos legó los siguientes antecedentes con respecto a la “Maxima Autoridad de la Iglesia Mormona”.

 

El Señor David McKay llega hoy a Santiago.

Hoy llegará procedente de Buenos Aires, el señor David O’McKay, jefe de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocida por mormones.

El señor Mackay se encuentra realizando una gira por Latinoamérica para conocer las distintas misiones de la Iglesia. La sede central de la Iglesia de los mormones está ubicada en la ciudad de Salt Lake City, en el estado de Utah.

Se calcula que son sus fieles más de un millón, en Estados Unidos. Además hay misiones repartidas por todo el mundo; en Latinoamérica existe en México, algunos países de Centroamérica, Brasil, Uruguay y Argentina.

En Chile el Presidente McKay y su comitiva fueron huéspedes de los Fotheringham durante el día que permanecieron en nuestro país.

El entusiasmo mostrado por los Fotheringham en bien del envío de misioneros a Chile, manifestado el Presidente de la Iglesia en el sentido de que nuestro país presentaba condiciones favorables para la predicación del evangelio y los propios informes de los misioneros que concluían su Misión en Argentina y pasaban por nuestro país de regreso a casa pronto darían sus frutos

El 26 de mayo de 1955 el presidente Lee B. Valentine de la Misión Argentina (1952-1956) recibió una carta de la Primera Presidencia anunciando que Santiago de Chile había sido agregado a la Misión Argentina”, y que pronto recibiría  instrucciones referentes al momento en que los primeros misioneros serían llamados a servir en nuestro país.

 

Al mes siguiente el presidente Valentine viajó a Santiago y se reunió con los Fotheringham. Quienes le mostraron la ciudad a la vez que conversaban las ideas de cómo iniciar el trabajo misional. Problemas políticos en la Argentina retardaron el envío de los misioneros en los meses siguientes pero para enero del año siguiente las condiciones estaban dadas y así se le hizo saber a la Primera Presidencia de la Iglesia.

 

 

 

Pasaron dos años después de la visita del Presidente McKay cuando dos misioneros fueron enviados para establecer la Iglesia en nuestro país, y antes de referirnos en extenso a ello, señalaremos otros actos de fe de misioneros que estando sirviendo en la Misión Argentina cruzaron la cordillera a caballo y enseñaron el evangelio aun cuando no en una forma oficial en nuestro país.

Uno de estos misioneros fue el élder Robert E. Wells quien años después volvería a estas tierras cando ya la iglesia estaba establecida y solidimentada como Presidente de Área y como Presidente del Templo de Santiago de Chile.

El relato de su experiencia es el siguiente:

“En 1951 mi compañero y yo fuimos asignado al pequeño establecimiento Galés de Trevelin, en Chubut, lo cual está cercano a Esquel. Supimos que había un maestro de escuela en el pueblo de Futalelfu, Chile, quien tenía una copia del Libro de Mormón y quería saber más acerca de la Iglesia.

Mi compañero y yo ensillamos nuestros caballos e hicimos un viaje de dos días a través de los pasos cordilleranos, siguiendo el río, cruzando el límite con Chile y nos reunimos con el maestro de escuela. La primera tarde predicamos a una congregación de 18 personas, doce de los cuales eran grandes, barbados y musculosos montañeses. La primera tarde había cerca de 25 personas y nuevamente la mayoría eran hombres adultos.

Pensé que la recepción e interés merecían una pareja de misioneros. Retornamos a Trevelin y escribimos a nuestro Presidente de Misión pidiendo ser transferidos a Chile. El envió a otros dos misioneros a ese lugar, lo cual hicieron, pero hasta donde se, nunca hubo ningún bautismo, de lo que pensé una situación prometedora. Pocos años después cuando el país fue dedicado hubo una declaración indicando que hombres o el sacerdocio ingresarían a la Iglesia en grandes números. Sentí que mi compañero y yo habíamos visto como ese iba a suceder”. Robert Wells carta al Presidente Gibson. Julio 1977

            La hermana Joan Judkins en una carta escrita a la Revista Ensign nos proporciona otros antecedentes de esta experiencia de Élder Wells y del élder que fuera su compañero en esta verdadera aventura misional: Élder Robert E. Wells de los Setenta mencionó enseñando a trabajadores Chilenos en un logging camp al otro lado de la frontera Argentina en enero de 1951: “Para ese tiempo, mi compañero y yo, trabajando en el sur de Argentina, cruzamos los  Andes a caballo y enseñamos en un logging camp.” (Ensign, Feb. 1977, 92). Mi esposo, Newell K. Judkins, fue el compañero misional del Élder Wells, y yo tengo sus cartas misionales en las cuales el escribe de la experiencia… donde ellos enseñaron en el  logging camp.  Judkin Missionaries in the 20th Century. “Comment,” Ensign, Oct. 1996, 80. Provo, Utah

            Otro misionero de aquellos días de principios de los años 1950 en Argentina, el Élder Lonard L Hartley, quien años después serviría en Chile  como Presidente de Misión también nos ha dejado un relato de estas experiencias misionales primeras en territorio chileno.

            En su obra recientemente publicada conteniendo sus experiencias misionales en Argentgina y Chile, titulada “As I Recall”  el Élder Hartley escribió lo siguiente entre otras citas relativas a sus experiencias misionales en Chile, cuando servía como misionero en el sur de Argentina:

El 15 de agosto, estábamos programados para ir a caballo, a las montañas andinas, a la frontera otra vez, a Futaleufú, Chile ya que el tiempo se había despejado y lucía como si fuese verano. El lodo y las calles de barro se habían secado por todo el camino. Esto lo hizo más transitable para los caballos. Nosotros comenzamos a pintar los ladrillos de color rojo en el exterior de nuestra capilla, esperando que así luciera mejor. Yo parecía un pavo después de tirar brochazos de pintura por toda la tarde.

Élder Waite vino de los Andes a caballo, temiendo asustarnos por venir al pueblo con un amigo chileno, Raquel Reyes. Élder Wilden se quedó en Futaleufú, Chile, pensando que nosotros estábamos viajando para allá.

            Otra cita del libro ya mencionado del Presidente Hartley correspondiente al año de 1951:

“El siguiente día en Futaleufú, Chile fue el 18 de septiembre, Día de la Independencia de Chile. La pequeña Futaleufú con sus doscientas o trescientas personas estaba realmente vestida para la ocasión…Vimos el desfile y el izamiento de la bandera chilena. La Sra. Rosenda nos invitó a una especial cena de Día de Independencia en su casa. Estuvo deliciosa. Nos despedimos de los Élderes después de chequear nuestros pasaportes y los suyos, así como también sus tarjetas de control, las que ellos suponían se debían renovar de vez en cuando. Fue un gran alivio saber que todo estaba en orden porque las consecuencias podrían haber sido bastante serias”.

Finalmente debemos señalar que en un informe registrado en la historia manuscrita de la misión Andina Vol I 1959 p. 8.se señala el hecho que el presidente W. Ernest Young de la Misión Argentina envió a dos misioneros a Punta Arenas, Chile, llegando a esta ciudad el día 25 de diciembre de 1936, los misioneros fueron G. M. Ostendorf y Walter E. Young, hijo del Presidente Young. Lamentablemente no contamos con antecedentes que nos hablen del resultado de esta asignación misional.

Pero si de acercamiento de la obra misonal mormona a al país de Chile antes de que la Iglesia se establezca en nuestro país en forma oficial y definitiva, aún más atrás de la expericnia de los misioneros en Punta Arenas, nso encontramos con al experiencia de un a familia minera mormona que se estableció en nuestro país allá por los años 1920 y de cuyo testimonio nos habla el élder A. Theodore Tuttle e, su discurso Sudamérica. Tierra de Promisión y Profecía., publicado en el Revista Liahona en su edición de  agosto  de 1963, donde declara: “Chile tiene depositos minerales muy similares a los que existen en Utah; fue natural, entonces, que desde ésta alguien llegara a Chile, con el correr de los años para dedicarse a la minería. Y así fue que E.L.Folsoms y su familia se radicaron en el país cordillerano desde 1928 a 1944. La Iglesia no estaba oficialmente organizada en Chile y por lo tanto lo que ellos hicieron fue extraoficial. La hermana Folsoms relata haber organizado una Primaria allí (ella había sido miembro de la Mesa Directiva General de la Asociación Primaria) en la que enseñó a los niños a cantar himnos en español”.

Para cerra esta cadena de antecedentes en el establecimiento de la  obra de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Dias en Sudamérica y Chile señalaremos que a principios del siglo XX, “La Primera Presidencia asignó a Andrew Jensen y Thomas S. Page, para que hicieran un recorrido por Sudamérica y considerarán la posibilidad de abrir esa parte del continente para la obra misional. El informe de estos hermanos fue que las condiciones parecían favorables, lo cual hizo que el Consejo de los Doce diera su aprobación unánime para organizar una misión. El Élder Jensen era asistente al Historiador de la Iglesia y es conocido por sus numerosos escritos entre los que destacan:: “Cronología de la Iglesia”, “Enciclopedia Biografica”, “Enciclopedia Histórica de la Iglesia” y también inició el Journal History of the Church.

Los hermanos Jensen y Page visitaron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Perú, regresando a su país con la impresión de que el campo estaba listo para enviar misioneros, corría el año 1923.

Los antecedentes presentados en esta introducción son los antecedentes de una obra grande y maravillosa que en nuestros días se sigue llevando a cabo con dedicación de parte de los miembros y misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en esta “tierra de promisión y profecía” que es nuestra tierra chilena, tierra querida y lejana en el fin de los collados eternos.

 

 

 

 

Rodolfo Acevedo

Puente Alto, Chile.

13 de junio de 2007

 

 

 


 



[1] From Acorn to Oak Tree. A Personal History of the Establisment and First Quarter  development of the Sout American Missions. Frederick S. Williams and Frdereic G. Williams. Pp. 22-25

 

[2] James B. Allen and Glen M. Leonard, The Story of the Latter-day Saints, 2nd ed., rev. and enl., p.508 - 509

 

[3] Faithful Families Sew Tapestry of Faith for Church in Chile, LDS Church News, 1996, 07/13/96

 



[1] El Élder Ballard falleció en Salt Lake City el 30 de julio de 1939.



¡Una historia que merece ser recordada!

  ¡Una historia que merece ser recordada! Puerto de San Antonio Un Saludo de los pioneros de la Iglesia de San Antonio a los pio...