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martes, 6 de mayo de 2025

La Compañía del Élder Pratt en Quillota.

 

 

La Compañía del Élder Pratt en Quillota

La Ciudad Refrescante.[1]

 

La ciudad de Quillota remonta su historia al largo período de tiempo que antecedió a la época de la conquista española, cuando era un poblado indígena dependiente del incanato del Perú.

            Su fundación como ciudad aconteció el día 11 de noviembre de 1717, en pleno período colonial de nuestra historia patria.

            Quillota[2] cuya significación autóctona es “refrescante” fue la segunda ciudad de Chile que acogió al Élder Pratt y su compañía, por aquel entonces un pequeño y tranquilo poblado campesino, enclavado en medio de un valle con un microclima privilegiado, y de variada producción agrícola, especialmente frutas como paltas, chirimoyas, lúcumas, etc.

“Salimos de Valparaíso en una carreta tirada por bueyes, llegando en la mañana del día 25 a Quillota (enero de 1852), un pueblito ubicado en un fértil y hermoso valle que bordea un río a 36 millas de Valparaíso”[3]

 



 

Tráfico entre Santiago y Valparaíso (1851), (Del viaje de la fragata Sueca “Eugenia”). Una escena de viaje en carreta tirada por bueyes de los días de la visita del Élder Pratt a Chile.

 

Con estas palabras el Élder Pratt nos introduce en un viaje que nos parece pintoresco y lejano, al pensar en los modernos medios de transporte con que contamos hoy día, pero ese aspecto de su viaje a Quillota nos grafica nuestro Chile campesino de mediados del siglo XIX, viajes largos entre una ciudad y otra en carretas tiradas por bueyes que en la mayoría de los casos tomaba días o semanas en cubrir las distancias que las separaban, en este caso la distancia entre Valparaíso y Quillota es de 68 kilómetros, y debe haberles tomado casi una semana cubrirla.

Quillota les esperaba con su benigno clima, sus hermosas quintas y con una gran variedad de frutas, que son las que le dan un tono particular a este rico valle del río Aconcagua.

Sin duda que para nuestros hermanos quillotanos, las palabras del élder Pratt describiendo su ciudad de hace más de cien años atrás tendrán un significado muy especial.

 

Cito a continuación su rico y descriptivo relato:

 

“Aquí alquilamos una casa y vivimos con una señora viuda y sus dos hijas jovencitas de 15 y 17 años.  Ellas son muy sociables y están muy contentas con nosotros leen muy bien y se han preocupado de enseñarnos su idioma”.

“Les hemos leído a ellas algunos versículos de la Biblia en español, lo cual les ha gustado mucho, ya que nunca antes la habían leído.”

“La gente de esta ciudad luce muy limpia y son muy cariñosos, sociables, muy amigables, francos y espontáneos con nosotros”.

“En general son de piel blanca, inteligentes y de muy buena presencia, además de sencillos en sus costumbres y vestuario.”

“Las casas en su mayoría se ven limpias y agradables, están construidas unas al lado de la otra, con murallas de barro que separan las calles, de los jardines y los huertos”.

“Las casas están construidas de adobe y pintadas de color blanco tanto por dentro como por fuera, con pisos de ladrillos y techos de tejas, muchas de ellas sin embargo no tienen más piso que la tierra y muy pocas tienen ventanas de vidrio.”

“Las calles son estrechas y se cruzan en ángulos rectos. Una cristalina y fría fuente de agua corre por el centro de cada calle y vastas hileras de altos e imponentes álamos, así como también de árboles frutales y viñedos adornan todo el valle”.

“Una montaña o colina, se levanta en medio de la ciudad y está rodeada por todos sus costados de un fértil, bien regado y cultivado valle.”

“Esta colina está muy cercana a nuestra residencia, es de fácil acceso, dominado con su vista todo el valle, el cual es tan fértil como el Edén.”

“La vista que se nos presenta desde la cumbre de esta colina nos muestra una de las más hermosas escenas que jamás haya visto antes ya sea en el viejo o en el nuevo mundo.”.

“La cumbre de esta montaña es un lugar de retiro y oración, lo cual hago cada tarde al ponerse el sol.” [4]

 

Sin duda que sus oraciones en un lugar tan bello, “fértil como el Edén” fueron dedicadas a aquellos días en que la semilla del evangelio restaurado daría sus frutos para siempre en nuestro país.

 

Que hermoso saber y estar viviendo aquellos días que la fe y la oración de nuestro hermano vislumbrara hace tantos añas atrás, en medio de la quietud y la naturaleza virgen del cerro Mayaca.

 

            La estadía de los misioneros mormones en la ciudad de Quillota en el verano de 1852, se extendió por un mes, tiempo en que deciden regresar a los Estados Unidos, el tiempo del élder Pratt para conocer la realidad de las tierras sudamericanas había llegado a su fin. Su vista estaba puesta ahora en el día en que nuevos misioneros regresarían a estas tierras y encontrarían condiciones más favorables para iniciar la predicación del evangelio restaurado.

 

            El élder Pratt escribió en su diario:

 

 “Habiendo vivido en Quillota  un mes, regresamos a Valparaíso donde nos embarcamos el día 2 de marzo de 1852 a bordo del “Dracutt” con destino a San Francisco, California, levando anclas finalmente la embarcación el día 5 de marzo desde el puerto de Valparaíso en medio de una luminosa brisa.”.[5].

 

Pasarían ciento nueve años antes de que nuevos misioneros regresaran a Quillota, el día 12 de febrero de 1962 el Presidente A. Delbert Palmer acompañado del Élder Beecroft viajaron a Quillota, para asistir ese día a la celebración del primer aniversario de la fundación de la Rama en ese lugar. El sueño y la oración del Élder Pratt comenzaban a ser una feliz realidad.

 

Hoy Quillota es una estaca de la Iglesia, y una de las que mayor cantidad de jóvenes tiene sirviendo en el campo misional (en los últimos dos años 32 jóvenes de esa estaca han salido a servir al Señor como misioneros). En relación con una pregunta en cuanto al éxito de tener tantos jóvenes en el campo misional, su presidente de Eataca, hermano Maximo Méndez Iribarren respondió con una frase muy expresiva, él dijo: “Hermano, las líneas están puestas, nosotros solamente empujamos el carro”.

 

            Sin duda que antepasados de estos jóvenes conocieron de los esfuerzos de los primeros misioneros de la verdad restaurada en Chile, hoy muchos hijos de las bendecidas tierras quillotanas están esparcidos por todo Chile llevando el mensaje que significa verdadero gozo y paz para este mundo en que vivimos, el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Pero antes de embarcarse el Élder Pratt había enfilado sus pasos hacia el correo para retirar la correspondencia que allí le esperaba y también a la oficina del vapor inglés, el “Diario” de Valparaíso del día Viernes 12 de febrero de 1852, había publicado el. Movimiento del Correo y entre la correspondencia sobrante de Santiago se encontraba la de Pratt P.P. con el número 195 en el listado.

 

 

Movimiento del Correo

“El Diario” de Valparaíso, 27 de febrero de 1852

 Fuente: http://youtube.com/post/UgkxSjL2B-kw2HAlBsMpgob0f21tUBD9t_Zk?si=GPvzew9BxnowpWHw


 

[1] Rodolfo Acevedo, La Compañía del Élder Pratt en Quillota, la ciudad refrescante, Liahona agosto  1984.

 

[2] La ciudad de Quillota remonta su historia al largo período de tiempo que antecedió a la época de la Conquista Española, cuando era un poblado indígena dependiente del Incanato del Perú. En 1605 el gobernador García Ramón, estableció en el lugar una pequeña población, al que sería la base del pueblo formado en 1678. Su fundación como ciudad aconteció el día 11 de noviembre de 1717, en pleno período colonial de la historia de Chile por el gobernador interino, don José de Santiago Concha. El Rey Felipe V, aprobó la fundación del pueblo por real cédula del 17 de octubre de 1721. Se le confirió el título de San Martín de Quillota el 6 de agosto de 1772. Se afirma que el nombre de Quillota deriva de una voz indígena Chillex, que los españoles convirtieron en Quillota.

 

[3] Autobiografía de Parley P. Pratt,  p. 395. (Traducción)

 

[4] Pratt, op. cit. p. 394-395.

[5], Pratt. Op cit p. 396.

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