En noviembre de 1972 la primera estaca en Chile fue organizada en Santiago.
La membresía de la Iglesia había subido a los 20.000 miembros en solo 16 años.
Jaime Villalobos T.
Carlos Cifuentes Julio Jaramillo B.
Primer Consejero Presidente Segundo Consejero
La Presidencia de la Estaca
Santiago Sión
Las gestiones para organizar una estaca en Chile se habían iniciado en 1970
de acuerdo al testimonio del élder Gordon Irving, un misionero sirviendo en
Chile por aquellos días: “A principios de año 1970 el Presidente Hinckley
visitó Santiago con su vista puesta en la organización de una estaca en
Santiago, “pero encontró un nivel insuficiente de pago de los diezmos en los
líderes y les avisó que no podía organizar una estaca en tales condiciones y
les desafió para que empezaran a pagar el diezmo para que en una ocasión
posterior se pudiera organizar una estaca. Eso lo supe a través del presidente
Earl o del Èlder Tuttle que vinieron a Valdivia en los primeros meses de 1970
para una conferencia de misioneros donde yo estuve presente (regresé a casa a
fines de marzo).
Élder Gordon Irving
La memoria es débil, después de tantos años, pero tengo la impresión que el
Élder Tuttle o uno de los misioneros que viajaron con los visitantes dijo que “el
Presidente Earl había llorado de frustración al saber que no se pudo organizar
la estaca”, señaló el Élder Irving, actual historiador de la Iglesia en la
cabecera de la Iglesia, en la ciudad de Lago Salado.
En diferentes viajes
posteriores el Presidente Hinckley comentó a los hermanos acerca de esta
experiencia relacionada con la creación de la primera estaca de la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en nuestro páis: “Vine aquí para
organizar la estaca, pero cuando entrevisté a todos los hermanos descubrí que
ellos no estaban pagando sus diezmos. Me preocupé mucho en cuanto a que hacer.
A la mañana siguiente nos reunimos en la capilla de Ñuñoa y les dije a los
hermanos, “Ustedes no están listos para tener una estaca. Ustedes no están
pagando sus diezmos”.
En otro
momento el presidente Hinckley expresó:
“He revisado mi diario de vida y he encontrado en él los primeros pasos,
para organizar la primera Estaca en Chile, una reunión celebrada en la capilla
de Ñuñoa allá por 1970…hablamos con 24 líderes todo un sábado por la tarde.
Preguntamos si pagaban un diezmo justo y la respuesta fue sólo dos y aún así su
pago era parcial. Un desaliento terrible nos embargo. ¿Que debíamos hacer?, le
preguntamos al Señor, la respuesta no se hizo esperar. “¡No organizaríamos la
estaca!”
“No estaban listos para ser una Estaca, yo les dije que
sin una fe mayor no podrían constituirse en una estaca.”
“Había mucha pobreza y mucho sufrimiento. Aquellos
hermanos creían que no podían pagar el diezmo, que no podían ser líderes. Los
desafié a poner su confianza en el Señor y volví dos años después en 1972 a
entrevistar a los hermanos.”
“En esta ocasión,” sigue el relato del presidente
Hinckley, “todos pagaban su diezmo completo, con excepción de dos”. Eran
hombres que se veían distintos, eran hombres que habían aprendido a caminar por
la fe y que sabían que el Señor los bendeciría de acuerdo con las promesas de
Malaquías. (Mal 3:4-6)
De los líderes que se llamaron a presidir la estaca de
Santiago, Carlos Cifuentes su presidente era un mecánico de profesión, Jaime
Villalobos, su primer consejero, un abogado y su segundo consejero Julio
Jaramillo, un ingeniero eléctrico.
“Quien
iba a pensar que un mecánico como yo, iba a presidir en la Iglesia”, declararía
el presidente Cifuentes, un destacado líder de los días pioneros de la Iglesia
en Chile y quien al momento de fallecer en 1983 servía como consejero en la
Presidencia del Templo de Santiago.
El Presidente Carlos Antonio
Cifuentes había sido el primer miembro local en ocupar la posición de
Presidente de Rama, presidente de Distrito y consejero de un Presidente de
Misión. El hermano Cifuentes en un
momento también recordó, “el poderoso
sentimiento de hermandad y amistad hacia aquellos que se encontraban
investigando. Lo primero que me enseñó
Hermano Neal Davis frente a la casa
de Misión en Alcantara 360, Las Condes.
Otra experiencia interesante
ocurrida con el presidente Hinckley en los días en que creaba la primera estaca
de Sión en Santiago nos la relata el Élder Neal Davis, quien servía como
asistente del Presidente Robert J. Glade de la Misión Chilena en 1972 cuando
llegó a Santiago el Élder Gordon B. Hinckley con la misión de organizar una
estaca en Santiago, la primera que se organizaría en nuestra larga y angosta
faja de tierra llamada Chile. Treinta años después el hermano Neal Davis visitó
Santiago y evocó mientras conducía a duras penas un auto con cambios mecánicos,
por las calles de Santiago, la ocasión en que llevó al presidente Hinckley en
el auto de la misión al centro de la ciudad para comprar un traje para él.
“Recién habíamos tenido una reunión con él, todos
los misioneros de la misión donde nos habló entre otras cosas de que nos cuidáramos
de las jovencitas chilenas que eran muy bellas, y que cuando viéramos a una de
ellas que nos llamara la atención, cantáramos un himno”.
“Mientras conducía el vehículo hacia nuestro
destino, de pronto me detuve en un semáforo que estaba con luz roja” recuerda
el Élder Davis, “y justo en esos momentos pasó un grupo de jovencitas
estudiantes delante de nosotros, el presidente Hinckley al verlas,
inmediatamente se puso a cantar el himno “Oh Está Todo Bien”, fue esta una
situación muy divertida, ver al presidente cantando en el auto y recordándonos
lo que nos había estado enseñando recién en la mañana.
Finalmente llegamos al centro y compramos el traje
para él y tomamos helados en el Savory 2, un famoso lugar donde se reunían para
comer los misioneros en su día de preparación por esos años de principios de la
década de los años 1970 en Santiago.
Capilla de Ñuñoa
Pero
esta evocación divertida de la experiencia vivida en Chile por el presidente
Hinckley, cuando era un miembro del Quórum de los Doce Apóstoles asignado a
supervisar el progreso de la obra en Sudamérica, guardaba también una evocación
que emocionó al Élder Davis al relatarla y esta decía relación con la creación
de la primera estaca en Chile, la estaca de Santiago, creada en la capilla de
Ñuñoa el día 19 de noviembre de 1972, en la histórica capilla que se ubica en
el sector de Santiago donde los primeros misioneros que vinieron a Chile a
mediados del siglo XX, los élderes Verle Allred y Joseph Bentley iniciaron la obra de difusión del evangelio
restaurado entre nuestra gente en el mes de junio de 1956 y donde el presidente
de la Misión de la Chilena, A. Delbert Palmer dio la primera palada para la
construcción del primer edificio de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días en Chile el día 8 de abril de 1962.
La estaca de Santiago Sión organizada por el Presidente Hinckley quedó finalmente constituida por las siguientes unidades y líderes:
Presidencia de Estaca.
Carlos Cifuentes, Presidente
Jaime Villalobos, Primer
Consejero
Julio Jaramillo, Segundo
Consejero.
Barrios
Barrio República I: Obispo
Gustavo Barrios
Barrio Puente
Alto: Obispo Tomás Leiva
Barrio Providencia: Obispo
Roberto Delgado
Barrio Macul: Obispo Harry
Lockling.
Barrio Independencia: Obispo
Eduardo Cabezas.
Barrio Ñuñoa: Obispo Benigno
Pantoja.
Barrio República II: Obispo Jorge
Mella.
Llamado a servir como Presidente
de Misión de estaca fue el hermano Robinson Canales, mientras que el Hermano
Anderson era llamado a servir como el Patriarca de la recién creada estaca.
De este gran
acontecimiento en el progreso de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días en Chile ya han pasado nada menos que 37 años de crecimiento y de
progreso espiritual para los Santos Chilenos, progreso que también se ha visto proyectado en el crecimiento tanto
espiritual como temporal de nuestro propio, hermoso y querido país de Chile.
Cuando el presidente Gordon B. Hinckley visitó Chile en 1996 evocó algunos
aspectos relacionados con la creación de la primera estaca de la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Chile, el día 19 de noviembre
1972, estaca que se llamaría de Santiago Sión: “Recuerdo el tiempo cuando por
primera vez vine a Santiago. Teníamos solo unos pocos miembros de la Iglesia
viviendo aquí. Nos mantuvimos trabajando y creamos la Rama de Ñuñoa. Y a medida
que los años fueron pasando pensamos que estábamos listos para tener una estaca
de Sión. Vine aquí para organizar la estaca, pero cuando entrevisté a todos los
hermanos descubrí que ellos no estaban pagando sus diezmos. Me preocupé mucho
en cuanto a que hacer. A la mañana siguiente nos reunimos en la capilla de
Ñuñoa y les dije a los hermanos, “Ustedes no están listos para tener una
estaca. Ustedes no están pagando sus diezmos. Regresaré en seis meses y me
gustaría darles ese tiempo para que comiencen a pagar sus diezmos”. Regresé en
seis meses. Organizamos la primera estaca de todo Chile”.