Apéndice del Cincuentenario
1956 – 2006
¿En Que Vas a Basar tu Tesis de
Grado?

El inicio del viaje hacia la
historia, hacia las Montañas Rocosas de Utah
Octubre de 1986.
¿En
que vas a basar tu tesis de grado? me preguntó don Ricardo
Couyoumdjian, el director del Instituto de Historia de la Universidad Católica
de Chile. Era mi entrevista para revisar mi carga académica acumulada con el
propósito de iniciar la etapa final de
mis estudios de Licenciatura en Historia, esto es, la elaboración
de mi tesis de grado.
Mi
respuesta a su pregunta fue "quisiera escribir sobre la historia religiosa
del pueblo mapuche", sentía dentro de mí el
profundo deseo de investigar sobre la vida religiosa de este pueblo cuna de
nuestra nacionalidad junto con el aporte español.
Pero don Ricardo me respondió haciéndome una pregunta y
una solicitud que me sorprendió "¿y porque no
escribes sobre tu religión?", "no tenemos nada
sobre los mormones, que no sea lo que publican los diarios y esta información
no nos a dado mucha luz sobre sus orígenes, su progreso y la actividad de sus
miembros en nuestro país".
Cuando
esta conversación ocurrió,
a principios del 1986, servía como consejero en la estaca de
Santiago Chile Puente Alto y para el próximo octubre estaba
confirmado mi viaje a Lago Salado para participar de la Conferencia General.
Mi respuesta a don Ricardo fue inmediata, "Si puedo investigar sobre el
progreso de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en mi país
y de esta manera dejar información confiable en la
biblioteca de la
Universidad".
Recuerdo
que cuando llegué a mi hogar le comenté
a mi esposa sobre la determinación de escribir sobre la Iglesia, ya no tan solo
motivado por la proposición del Director del Instituto de
Historia, sino que también por los comentarios que mis
propios compañeros de estudio me habían
hecho al enterarse de mi pertenencia a la Iglesia, con respecto al hecho de que veían
a la Iglesia
mormona como una institución cerrada, "como una
ostra" y que poco se sabía de ella y de sus miembros.
Mi
primera preocupación fue por donde empezar, no sería
esta una tarea fácil, porque tendría que escribir por
primera vez una historia de la
Iglesia en mi país, una historia
cuyas fuentes estaban desperdigadas y que tendría que reunir para
darle una forma o esqueleto para desde allí iniciar la
investigación.
De
gran ayuda en esta tarea fueron los sabios consejos de mi tutor el profesor e
historiador don Fernando Silva Vargas, quien con mucha
paciencia e interés fue guiando el trabajo hasta que estuvo completado tal como
usted ya lo ha leído y conocido.
Para
don Fernando el tema era una novedad, y en
sus palabras él como investigador no permitiría
que mi trabajo "se convirtiera en un texto de propaganda de la Iglesia", sino que
este sería un trabajo histórico
imparcial, que fuera presentando los hechos que singularizaron el
establecimiento de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en nuestro país
de Chile.
Una
de mis primeras tareas fue encaminar mis pasos hacia el salón
Fundadores de la
Biblioteca Nacional de Chile, donde revisaría
los diarios publicados en Valparaíso en el siglo
diecinueve, y en forma especial El Mercurio de Valparaíso
tras la huella del Apótol Parley Parker Pratt en Chile en el año 1851. Fue ésta
una experiencia hermosa ya que pude investigar desde las fuentes mismas, y lo
digo así porque pude hojear los
ejemplares originales de “El Mercurio” de Valparaíso, y del “The Neigbour”, una
publicación en inglés también de Valparaíso y otros documentos de esa época,
documentos que hoy día tan solo se pueden consultar en
los rollos de microfilms.
Pude
dar vuelta cada página de los años en que nuestros hermanos pioneros llevaban
adelante su aventura de fe por las praderas de los Estados Unidos aún
sin explorar y cuando por primera vez vi la palabra "mormón"
o "mormons" publicada en una diario de nuestro país
del siglo XIX, sentí latir mi corazón con mayor
fuerza y emoción, era como descubrir una aguja
en un pajar, no tenía referencias de ello, solo mi
intuición de que allí
podría encontrar noticias de mis
hermanos pioneros, mi paciencia fue probada al revisar cientos de hojas antes
de que apareciera una referencia dedicada a los “mormons” pioneros, por otro
lado mi propia fe me empujaba a seguir adelante.
Los
primeros meses de trabajo fueron de búsqueda intensa, horas pasé
sentado buscando en diarios antiguos a nuestros hermanos en ese hermoso salón
azul, llamado “Fundadores”, salón amplio y
tranquilo, hubieron días fructíferos y otros no tanto,
otros en que no encontré nada, pero la determinación
de continuar la búsqueda al día siguiente siempre estaba
latente.
Así
fue como me enteré de la forma en que se informaba
sobre mis hermanos pioneros, de la persecución de que eran
victimas, de su éxodo, de la construcción del templo y de un
ferrocarril que pasaba por el territorio de Utah, territorio que muy pronto
tendría la bendición
de visitar. Fue a fines de septiembre de 1986 que junto a mi esposa pudimos
apreciar desde el aire las montañas rocosas por los cuales nuestros hermanos
habían pasado hacía más de un siglo en
carretas o tirando sus carros de manos, en camin de su tierra prometida. Fue
emocionante ver desde el aire la tierra de los pioneros, la actual Salt Lake
City o Ciudad de Lago Salado en Utah.
Desde el aire pudimos apreciar las rocallosas y distinguir
en medio de la ciudad el Templo de Jordan River que brillaba abajo blanco,
contrastando con los tenues rayos del sol que ya se despedían,
el paisaje desértico alrededor de la ciudad tomaba colores amarillos rojos y
café, los colores de atardecer, los colores del otoño.
Tras
disfrutar de las sesiones de la conferencia, de asistir al Templo de Lago
Salado y al de Jordan River, y también visitar ciudadades como Logan y Brigham
City en el norte de Utah, el Lago del Oso (Bear Lake), y la Universidad de Brigham
Young, gran parte de nuestro tiempo lo gastamos en la Biblioteca del
Departamento Histórico en Lago Salado, donde
encontramos un gran apoyo en nuestro amigo Gordon Irving, historiador y
archivista, quien llevaba el programa de historia oral en dicho departamento.
Gordon Irving había servido su misión en Chile a fines
de la década de los sesenta y ello fue sin duda una motivación
especial de su parte para ayudarnos. También reconocemos la
ayuda que recibimos del hermano Steven Sorensen y de la hermana Bitton, quien
también había servido su misión
en Chile.
Interesante
fue trabajar en la
Biblioteca buscando información sobre nuestro país,
escribiendo todo de puño y letra con lápiz de grafito o
carbón, fueron horas allí,
era sin duda todo el amor que el Señor tenía por nosotros ayudándonos a
encontrar la información que pudiera usar en mi tesis
que recién había comenzado a
esbozar. Pasaron tres años desde el inicio de este
trabajo, hasta el día en que me vi sentado frente a
la comisión examinadora, fue una
experiencia diferente ya que entre los miembros de la comisión
se encontraba don Luis Eugenio Silva, sacerdote e historiador. Creo que fue un
poco incomodo para mi en esos momentos responder a sus preguntas en mi doble
calidad de historiador por lo que se me estaba evaluando y mi condición de
miembro de la Iglesia,
recuerdo claramente que se me preguntó que me había
llevado a hacerme mormón. Recuerdo que tomé
el libro de mormón en mi mano y les dije
"Este libro es una de las razones más poderosas por la
cual yo me hice miembro de la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y por
la cual me he permanecido fiel a ella".
Al
concluir el examen, la comisión puesta de pie, en una forma respetuosa
y digna que ahora les agradezco públicamente, porque sentí que así estaban manifestando
respeto por mi trabajo, por el momento que estaba viviendo y por lo que
significaba la historia de la Iglesia Mormona en nuestro país,
Don Ricardo Coyumyian actuando como vocero señaló, “Sr. Acevedo, usted es un
Licenciado en Historia, le felicitamos". Fue un momento muy especial, mi
esposa estaba presente y cada uno de ellos me abrazó en la despedida. Así
se gestó y así concluyó
este trabajo llamado "Los Mormones en Chile". Se que no es todo, se
que hay mucho más por hacer, pero también
se que es un comienzo, un humilde modelo para los futuros historiadores que
aborden este tema, los que tendrán de su parte o a su
disposición para comenzar el modelo que yo no tuve.
He querido relatar
estas cosas con mucho aprecio y emoción por lo que
significa buscar los fundamentos históricos de la Iglesia de Jesucristo en
nuestro país, fundamentos que sin duda
ayudarán a comprender el porqué de su
crecimiento e influencia cada día mayor en nuestro
país. Lo que viene a continuación
es como mi testimonio de lo que ha sido el crecimiento de la Iglesia en estos últimos
años en Chile, en este año 2006 en que se ha recordado el aniversario número
cincuenta del establecimiento de la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
en nuestro país. Ruego que mis palabras sean claras y que el espíritu
de amor con que se han escrito se pueda hacer sentir al leer sus páginas.
Sinceramente vuestro
hermano.
Rodolfo A. Acevedo
A.

La Meta Alcanzada
El día de la ceremonia de graduación.
Don Ricardo Couyoumdjian me hace
entrega de mi certificado de título como un
Licenciado en Historia de la Universidad Católica
de Chile
Intentaré abordar en forma sucinta y
resumida mi visión de los últimos 16 años del progreso de la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días en nuestro país, para hacer de esta edición, un
trabajo definitivo con los años que han transcurrido desde que culminara mi
tesis original y que se extenderá desde fines de los años ochenta hasta el
2006, el año de los Cincuenta Años del establecimiento de la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días en nuestro país.