Santiago, Chile. Viernes, 9 de octubre
de 2009
Mi
apartamiento
Como
Historiador del Área de Chile.
Alrededor del mediodía de hoy viernes 9 de octubre de
2009 fui apartado como historiador del Área de Chile por los miembros de la
Presidencia del Área de Chile Carlos H. Amado y Jorge Zeballos. También en esta
hermosa y significativa ocasión en mi vida me acompañó mi querida esposa
Soledad, quien recibió de parte del Élder Amado el cometido de apoyarme en esta
gran obra.
Después de conversar con nosotros y expresarnos
algunos sentimientos y comentarios acerca de su reciente visita al nuevo
edificio del Departamento Histórico en la ciudad de Lago Salado, el Élder Amado
nos habló de la importancia de llevar registros históricos y de la preocupación
que tiene la Primera Presidencia de la Iglesia con respecto a los registros que
deben llevarse en la Iglesia a lo largo de todo Chile.
Yo le expresé que mi hogar contenía una gran parte de
la historia de la Iglesia en nuestro país, con documentos, libros y artículos
que había ido coleccionado por años de propia iniciativa y que ahora y con este
llamamiento pasarían gradualmente a formar parte del Departamento Histórico de
la Iglesia en el Área de Chile y que tenía un pensamiento, quizás un sueño de
que un día en el nuevo edificio del Dpto. Histórico de la Iglesia en Lago
Salado haya una sala llamada “Chile”, la
que contenga toda nuestra historia para el beneficio de los Santos y de las
futuras generaciones.
También les expresé que este llamamiento lo sentía
como un coronamiento a todos mis esfuerzos de años en el estudio de la historia
de la Iglesia en mi país.
Las palabras de mi apartamiento expresadas por Élder
Amado fueron claras como el mediodía del hermoso día que estábamos viviendo y
así quedaron grabadas en nuestros corazones, en el de mi esposa y en el mío. Él
recordó a los historiadores de la restauración, a Oliverio Cowdery, a B. H.
Roberts, a Dean Larsen, entre otros, y especialmente a Moroni uno de los
últimos historiadores del Libro de Mormón, a la vez que me daba el cometido de
llevar una historia clara, inspiradora para nuestros hermanos, y que les enseñe
principios correctos.
Al salir de la oficina del Presidente Amado me pareció
que caminaba sobre nubes y así me vine para la casa, con mi corazón agradecido,
y como caminado sobre nubes. Sintiendo que por todos estos años el Señor me
había preparado para este momento tan especial.
Rodolfo Antonio Acevedo Acevedo
Del Historiador
9 de octubre de 2009.
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